Joe Biden ya inició su plan para rehacer las políticas de Donald Trump en América Latina y tomó sus primeras decisiones. Biden suspendió el acuerdo de “tercer país seguro” con El Salvador, Guatemala y Honduras.
La política conocida como “tercer país seguro” firmado en el 2019, obligaba a los solicitantes de asilo de la región a buscar refugio primero en estos países y luego solicitar el asilo en Estados Unidos.
Esta decisión fue una de las más severas de Trump para disminuir los índices de inmigración ilegal y evitar las conocidas “caravanas” de migrantes.
Sobre esto, el secretario del Departamento de Estado, Antony Blinken, explicó que el presidente había “suspendido e iniciado el proceso para terminar los Acuerdos de Cooperación de Asilo con los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras como los primeros pasos concretos en el camino hacia una mayor asociación y colaboración en la región establecida por el presidente Biden”.
¿Qué desea lograr el presidente demócrata? Desea establecer un nuevo marco regional y procesar de manera ordenada las solicitudes de asilo en la frontera de Estados Unidos con México en la región, según lo reseñado por BBC Mundo.
Revertir lo hecho por Trump no será un trabajo fácil, el expresidente presionó a países como México a usar toda su fuerza para retener el flujo de inmigrantes, incluso amenazó a su aliado comercial de imponer nuevos aranceles si no accedía a sus peticiones.
Una solicitud que fue aceptada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien envió a miles de funcionarios a resguardar las fronteras.
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El inquilino de la White House tiene un plan de invertir $4.000 millones en el Triángulo del Norte con la finalidad de combatir la violencia y la inseguridad económica en esa región, ya que para él es la principal causa de migración.
Biden y Venezuela
La situación política, económica y social de Venezuela fue un tema presente en los discursos y decisiones de Donald Trump.
Trump se encargó de endurecer las sanciones impuestas al régimen de Nicolás Maduro por su predecesor Barack Obama y reconoció a Juan Guaidó como el presidente interino del país.
Incluso, uno de sus últimos decretos como presidente fue firmar un acuerdo que protege a los venezolanos en Estados Unidos de la deportación.
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Durante sus cuatro años en la presidencia, se aseguró de mostrar una “línea dura” en contra el gobierno de Maduro, sin embargo, se espera que Biden “relaje” algunas medidas.
Y esto comenzó a suceder, hace unos días el Departamento del Tesoro habilitó algunas operaciones en puertos y aeropuertos en Venezuela que habían sido bloqueadas por la administración anterior.
Esto está lejos de ser un “alivio” para el sector petrolero del país, puesto que la licencia específica que no están autorizadas las transacciones relacionadas a las exportaciones o reexportaciones de diluyentes, necesarios para refinar el crudo.
En el comunicado de La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) aclaró que tampoco incluye permiso a funcionarios del régimen que hayan sido sancionados hacer algún tipo de transacción con los Estados Unidos.
Aun así, esto es un primer aviso de que Washington está revisando de forma atenta las sanciones a Caracas y que podrían anunciar otros cambios en los próximos días o meses.
Biden y sus asesores han manifestado que el país sudamericano es uno de los mayores retos que tienen en el hemisferio occidental.
Se cree que el demócrata trabajará para lograr elecciones libres y justas en Venezuela, pero a su vez no dejar “desprotegido” a los más necesitados de la nación y no evitar la llegada de ayuda humanitaria.
“Es hora de avanzar de cuatro años de política fallida del gobierno de Trump hacia Venezuela y trabajar con nuestros aliados del Grupo de Lima y la Unión Europea en un enfoque multilateral más efectivo para las múltiples crisis del país”, aseguró el demócrata Gregory Meeks.
Nicaragua y El Salvador: ¿Adiós a la corrupción?
La corrupción, los Derechos Humanos y la democracia son temas importantes en la administración de Biden y será su lucha clave en política exterior. Por esta razón, se cree que habrá más presión para combatir y defender estas causas.
Una muestra contundente fue el rechazo de Biden de reunirse con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. La administración demócrata ha mostrado su rechazo a algunas políticas y decisiones tomadas por Bukele.
Aunque el “presidente millennial” goza de gran popularidad en su país, es acusado de poner en riesgo la democracia de su país, aunque él rechaza esta afirmación.
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Algunas acciones de Bukele como enviar la fuerza militar afuera del Congreso, después de que los legisladores rechazaron la solicitud de un préstamo para “combatir” el crimen organizado y su rechazo a los medios de comunicación, ha generado incertidumbre en la comunidad internacional.
Hace unos días el presidente salvadoreño hizo un viaje no anunciado a Estados Unidos y se cree que tenía intención de reunirse con algunos funcionarios de la administración de Biden y ninguno accedió a reunirse con él.
Días después, Bukele señaló vía Twitter: “El que crea que un presidente va a viajar a otro país a sentarse a pedir reuniones, tiene que revisar bien si posee un cerebro propio” y dijo que se trató de un viaje “privado”.
Por otro lado, Biden también mostró un fuerte rechazo sobre la política y el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua. Washington le pidió a la administración de Ortega un “cambio de rumbo”.
El Departamento del Tesoro aseveró que “La Administración Biden está comprometida con apoyar al pueblo nicaragüense y su demanda de democracia”.
