La separación del Reino Unido de la Unión Europea ya es un hecho y esta situación preocupa a los activistas de los derechos LGBT+.
La razón es que después de la “separación” muchos de los derechos cotidianos que benefician a la comunidad LGBT+ en el Reino Unido se convirtieron en ley debido a la aprobación en la Unión Europea.
Una vez finalizado el proceso de transición, Reino Unido tendrá la potestad de reestablecer algunas leyes e incluso crear otras.
Ahora bien, en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea se protege legalmente a los miembros de la comunidad.
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El artículo 21 de la legislación prohíbe:
“Discriminación basada en cualquier motivo como el sexo, la raza, el color, el origen étnico o social, las características genéticas, el idioma, la religión o las creencias, la opinión política o de cualquier otro tipo, la pertenencia a una minoría nacional, la propiedad, el nacimiento, discapacidad, edad u orientación sexual”.
Matthew Tomlinson, decano del campus de Leeds en la Universidad de Derecho (ULaw), expresó en el portal de dicha universidad que:
“La Carta es el más alto nivel de ley en la UE y el Artículo 21 protege legalmente a la comunidad LGBT+ de la discriminación.
Sin embargo, esto dejará de existir en la legislación del Reino Unido una vez que Gran Bretaña abandone la UE, lo cual es un pensamiento preocupante. Quitar la Carta hace que los miembros de la comunidad LGBT+ sean vulnerables al abuso o la discriminación, simplemente por su orientación sexual o identidad de género”.
¿Política conservadora?
Desde el 2019, Boris Johnson es el Primer Ministro de Reino Unido y también es el líder del Partido Conservador, conocido por ser el partido más antiguo y exitoso de Reino Unido, para muchos activistas esto no es sinónimo de avance.
Incluso, en los últimos años se ha evidenciado aumento de la transfobia en la sociedad en general, otros temen que los conservadores intentarán derogar legislaciones de los Derechos Humanos.
Y aunque Gran Bretaña continuará siendo parte del Consejo de Europa, la posición del país ha sido conservadora desde hace unos años, un hecho que también genera incertidumbre.
Como explican en un artículo en VICE, en el 2015 antes de que Reino Unido abandonará la Unión Europea, el primer ministro de ese momento, David Cameron, propuso una “Declaración de Derechos Británicas”.
Cuyo principal objetivo era reemplazar Ley de Derechos Humanos (HRA), esta ley derivada de la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH).
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Su objetivo principal era “romper el vínculo formal” entre la Corte Suprema Británica y la Corte Europea de Derechos Humanos y así disuadir los casos en el que las leyes británicas se contradicen con el CEDH.
Dos años después de Cameron, la primera ministra Theresa May anunció su intención de reformar Ley de Reconocimiento de Género (GRA, según sus siglas en inglés), su deseo era permitir que las personas cambiarán de sexo sin necesidad de pasar por controles médicos.
Porque para May “ser trans no es una enfermedad y no debe tratarse como tal” y dijo estar comprometida con los derechos trans.
Sin embargo, esto no evitó que la transfobia aumentará dentro del país.
De acuerdo a un informe publicado por Independent Press Standards Organisation (IPSO), entre 2014 a 2019 la cobertura y difusión de temas relacionados a la comunidad aumentaron 400%, pero con “percepciones entre algunos de una mayor hostilidad hacia las personas transgénero”.
Más allá de esto, los conservadores son acusados de mantener una cierta “neutralidad” sobre el tema relacionado al género y así ganar más votos.
Problemas tras el Brexit
Los derechos de las personas trans después de la separación de la Unión Europea, no es el único tropiezo que preocupa a los británicos.
Los anaqueles vacíos también se han convertido en un problema para los británicos, esto producto del Acuerdo de Comercio y Cooperación (TCA) UE-Reino Unido, ha aumentado, en gran medida, las barreras comerciales entre ambos.
El acuerdo no impone tarifas, tampoco aranceles al flujo de bienes, sin embargo, si requiere la introducción de controles fronterizos y trámites burocráticos que en realidad están suponiendo costos extras para los negocios, así como explica BBC Mundo.
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De esta manera, los supermercados en Reino Unido advierten sobre un ingreso en el precio de las exportaciones.
Las exportaciones se ven afectadas también de otra manera y a otros países.
Un ejemplo es el pescado y mariscos exportados desde Escocia, debido al Brexit puede verse gravemente golpeado por el tiempo y los nuevos controles de entrada de mercancía al país.
“Estos negocios no transportan rollos de papel higiénico. Transportar marisco de alta calidad tiene un tiempo límite para llegar al mercado en óptimas condiciones”, le dijo a BBC Donna Fordyce, directora ejecutiva de Seafood Scotland.
También agregó “En poco tiempo podríamos ver la destrucción de un mercado centenario que contribuye significativamente a la economía escocesa”.
No obstante, cuando se firmó el acuerdo en diciembre de 2020, Boris Johnson expresó:
“Hemos recuperado el control de nuestras leyes y nuestro destino» y aseguró que sería “un buen negocio para toda Europa”.