¿La COVID-19 ha marcado más las brechas raciales entre clases sociales en Estados Unidos? La enfermedad ha afectado a toda la población estadounidense, pero no a todos de la misma manera. Los científicos demostraron que las minorías raciales y étnicas tienen más probabilidades que las personas blancas de contraer el virus, hospitalizarse e incluso morir.
Los investigadores señalan que patrones como estos son una muestra de las brechas raciales y de que los white americans tienen cierta ventaja sobre las minorías raciales. Estos “patrones” son conocidos como racismo sistémico o institucional.
Mary Frances O’Dowd, investigadora australiana en Estudios Indígenas, explicó en The Conversation que esto se refiere “A cómo las ideas de la superioridad blanca se capturan en el pensamiento cotidiano a nivel de sistemas: abarcando el panorama general de cómo opera la sociedad, en lugar de mirar uno a uno”.
Después de varios estudios, determinaron que durante la pandemia del nuevo coronavirus el racismo continúa siendo un grave problema social en el país. Se estudiaron factores demográficos, de salud y otros.
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Las primeras señales de “racismo” son los insultos y persecuciones a personal de salud. Los ciudadanos suelen asociar a los médicos y enfermeras con personas blancos. En Minnesota un equipo que se disponía a ofrecer pruebas de COVID-19 y anticuerpos gratuitos sufrió discriminación por incluir a un especialista de origen latino.
Un team de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., se vio en la necesidad de sacar al equipo médico después de haber experimentado abuso verbal e intimidación en esa localidad de Minnessota.
“El equipo sintió que la intención era claramente intimidarlos y asustarlos”, declaró Stephanie Yendell a los medios de comunicación. Yendell se encargó de supervisar el papel de Minessota en las encuestas.
“Desafortunadamente, ese no fue el único incidente», sentenció.
Brechas raciales
En la investigación publicada por The Conversation aseveran que “Los prejuicios colectivos, más que los individuales, ayudan a moldear a las personas y los sistemas”.
Señalan los especialistas concluyen que el racismo comunitario explica las brechas raciales en los partos prematuros y peso al nacer, la fuerza letal utilizada por la policía, el castigo en las escuelas y las reacciones a los movimientos de justicia social, según relatan los especialistas.
Una de las conclusiones del estudio fue la siguiente: “Cuanto más fuerte es el racismo, más casos de COVID-19 registró el condado”.
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Otra afirmación importante es que la relación entre el racismo y la COVID-19 fue más fuerte en los condados que tenían una gran cantidad de residentes de color.
Antes de la pandemia del nuevo coronavirus, el actual inquilino de la Casa Blanca era criticado por sus mensajes racistas. Incluso expertos coinciden que ese fue una de las claves de su éxito en su campaña de 2016.
Datos demuestran que los sentimientos anti inmigrantes, racismo y sexismo se relacionan más con las personas que apoyaron a Trump.
Además de eso, el FBI en sus estadísticas muestra que ha habido un aumento anómalo en los crímenes de odio en los condados en los que ganó en el 2016.
El website brookings.edu, destaca que en los veranos es común que aumenten los crímenes de odio, pero durante ese año alcanzaron su punto máximo en el cuarto trimestre (octubre-diciembre). La tasa de crímenes de odio continuó en el 2017.
Políticos de color
Pese a los mensajes poco en contra de la comunidad de color e inmigrantes de Trump, en los últimos años el número de políticos de color ha aumentado en Estados Unidos.
Pero para todos no significa un “logro”, una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Pew en el 2016, solo el 24% de los blancos americanos dijeron que trabajarían por la igualdad.
En cambio, 38% de los ciudadanos afrodescendientes manifestaron que trabajarían más para que personas de color sean electos en cargos públicos, ya que eso sería una táctica efectiva para los grupos que luchan por la igualdad.
De acuerdo a Pew Research Center, los datos de los últimos 50 años, muestran la trayectoria ascendente, pero desigual del liderazgo de color. En 1965, no había políticos afroamericanos en el Senado de los Estados Unidos y tampoco en las gobernaciones, solo seis en la Cámara de Representante.
En cambio, en el 2019 hubo una mayor representación en algunas áreas. Por ejemplo, 52 políticos de color formaban parte de la Cámara de Representantes, presentando solo el 12 % de las personas electas.
Y durante este año, también hubo un crecimiento importante para los funcionarios afrodescendientes. Uno de los mayores logros es la vicepresidenta, Kamala Harris, quien es de origen jamaiquino e hindú.
Pero, una interrogante importante es saber si escoger a representantes de color es un sinónimo de mejorar la vida de los ciudadanos afroamericanos y afrolatinos.
“Duros con el crimen”
En un reportaje hecho por MIC explican que no es así, a lo largo de los años algunos representantes de color se han caracterizado por políticas que no han ayudado a su “propia gente”.
Melvin Randolph “Randy” Primas Jr, el primer alcalde afrodescendiente de Camden, Nueva Jersey de 1981 a 1990, apoyó la construcción de una nueva cárcel de $55 millones y exclamó “Veo la prisión como un proyecto de desarrollo económico… Necesito ingresos para administrar una ciudad. No creo que una prisión sea tan negativa como la gente cree”.
La tercera alcaldesa mujer del Distrito de Columbia y primera mujer de color, Sharon Pratt, durante 1994 movió a la Guardia Nacional a ocupar los barrios negros de la ciudad.
El objetivo de Pratt se centró en eliminar la etiqueta de la “capital de los asesinatos”.
Aunque antes la solicitud fue rechazada por el presidente Bill Clinton, ella intentó otra táctica diferente y logró el despliegue de agentes del FBI, la Policía del Capitolio de los EE. UU. y la Agencia de Control de Drogas en los vecindarios negros de DC.
En aquellos años, los funcionarios de color tenían la “responsabilidad” de ser duros con el crimen y esa tendencia se mantuvo con los años, esto con la finalidad de escalar entre el electorado de color y blancos.
Expandir la fuerza
A su vez, esto significó que tuvieran que apoyar reformas más severas, expandir la fuerza, vigilancia y alcance en las comunidades de afrodescendientes para demostrar que podían ser gobernables y administradas.
Pese a esto, existe la esperanza de que esta percepción está cambiando y la muestra es la congresista electa Cori Bush en St. Louis, Missouri.
Bush, antes de ser electa, se desempeñó como líder comunitaria, enfermera y activista del movimiento Black Lives Matter.
Durante las protestas de 2014, después del asesinato policial de Michael Brown, un hombre negro desarmado, ella se encargó de tratarlos como médico.
Gracias al apoyo de Bernie Sanders se postuló a plataformas progresista apoyando el Medicare for All, reformas de justicia penal y un Green New Deal.
“Todo lo que hago comienza con aquellos que tienen menos en nuestra comunidad, que han sufrido más y que tienen el mayor potencial y lo mejor para ofrecer”, fueron las palabras de Bush después de conocerse su victoria.
Políticos y activistas de color como Bush, pueden significar el cambio que los afroestadounidenses necesitan para disminuir las brechas raciales que persisten en el país desde hace años.