La pandemia del coronavirus sigue en los titulares y aunque haya vacunas, causa estragos.
La cantidad de muertes en el mundo, llega a casi 2.90 millones, pero hay algo que mata más personas.
Un reciente estudio publicado en Science Direct encontró que la contaminación del aire causada por el uso de combustibles fósiles ha dado como resultado la muerte de alrededor de 8,7 millones de personas en todo el mundo cada año, y el 62% ocurre en China e India, lo que significa que mata aproximadamente tres veces al año más que la pandemia de la covid-19 durante el año pasado.
Las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud para las muertes anuales por contaminación del aire oscilan entre 6 millones y 7 millones.
El cáncer de pulmón y las enfermedades cardíacas se citan con frecuencia como causas de muerte.
«La quema de combustibles fósiles, especialmente carbón, gasolina y diesel, es una fuente importante de partículas finas en el aire y un contribuyente clave a la carga global de mortalidad y enfermedad», se lee en la investigación.
«También estimamos la mortalidad debida a infecciones de las vías respiratorias inferiores (IRB) entre los niños menores de cinco años en las Américas y Europa», revelan los autores.
La columnista Rebecca Solnit, argumenta en un reciente artículo de opinión que si bien el número de muertos por la Covid-19 ha pasado a primer plano en todas las discusiones, no se puede decir lo mismo sobre la contaminación del aire y el cambio climático.
«Hemos aprendido a ignorar otras formas de muerte y destrucción, con lo que quiero decir que las hemos normalizado como una especie de ruido de fondo moral”, manifiesta Solnit.
«¿Qué pasaría si tratamos esos 8,7 millones de muertes anuales por contaminación del aire como una emergencia y una crisis. Y reconociéramos que el impacto respiratorio de las partículas es solo una pequeña parte del devastador impacto de la quema de combustibles fósiles?»
Solnit sugiere que se podría usar la misma cantidad de fondos disponibles para enfrentar la pandemia de COVID-19 y usarlos para combatir el cambio climático.
“En respuesta a la pandemia, en Estados Unidos hemos gastado billones de dólares y hemos cambiado la forma en que vivimos y trabajamos”, argumenta. «Necesitamos la voluntad de hacer lo mismo con la crisis climática».
«Mi esperanza para un mundo post-pandémico es que las viejas excusas para no hacer nada sobre el clima – que es imposible cambiar el status quo y demasiado caro para hacerlo – hayan sido eliminadas», opina la articulista.
Para Solnit, en respuesta a la pandemia, se necesita invertir dinero como se ha hecho para combatir el coronavirus, pero con la crisis climática.
«Con una reducción de las emisiones de carbono y un movimiento hacia una energía más limpia, podríamos tener un mundo con más cantos de pájaros y vistas de las montañas y menos muertes por contaminación. Pero primero tenemos que reconocer tanto el problema como las posibilidades».
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Covid-19
Mientras tanto, pacientes con coronavirus en áreas que tenían altos niveles de contaminación del aire antes de la pandemia tienen más probabilidades de morir a causa de la infección que los pacientes en partes más limpias de Estados Unidos, según un nuevo estudio de la Universidad de Harvard que ofrece el primer vínculo claro entre la exposición a largo plazo a la contaminación.
En un análisis de 3,080 condados, investigadores descubrieron que los niveles más altos de las partículas diminutas y peligrosas en el aire conocidas como PM 2.5 se asociaron con tasas más altas de muerte por la enfermedad.
Durante semanas, los funcionarios de salud pública han conjeturado un vínculo entre el aire sucio y la muerte o enfermedad grave por Covid-19, que es causada por el coronavirus.
El análisis de Harvard es el primer estudio a nivel nacional que muestra un vínculo estadístico, que revela una «gran superposición» entre las muertes por Covid-19 y otras enfermedades asociadas con la exposición a largo plazo a partículas finas.
«Los resultados de este artículo sugieren que la exposición a largo plazo a la contaminación del aire aumenta la vulnerabilidad a experimentar los resultados más graves de Covid-19», escribieron los autores.
Sin embargo, según un análisis del grupo ambiental Greenpeace y la firma suiza de tecnología de calidad del aire IQAir, la pandemia ha provocado una caída temporal de la contaminación del aire en muchas partes del mundo, ya que la actividad económica ha disminuido y las restricciones de movimiento han descongestionado las ciudades congestionadas.
Aunque en unas de las cinco ciudades más grandes del mundo, Shanghái, Tokio, Delhi, Ciudad de México y São Paulo, pequeñas partículas en el aire que penetran profundamente en los pulmones, causaron la muerte prematura de 160.000 personas en 2020.
Delhi, la ciudad más contaminada del mundo, sufrió un estimado de 54 mil muertes evitables debido a la contaminación del aire PM2.5 en 2020, más de cinco veces las muertes reportadas por Covid-19 hasta la fecha.
Yakarta, que superó a Beijing en una clasificación de los centros urbanos con más smog del mundo el año pasado, perdió 13 mil vidas a causa de la contaminación del aire en 2020, más del doble de la tasa de víctimas de Covid en la capital de Indonesia.
Tokio, que para ser una ciudad asiática tiene aire relativamente limpio, con niveles de PM2.5 alrededor del 70% por encima del límite considerado seguro para respirar por la Organización Mundial de la Salud, registró 40 mil muertes por contaminación del aire en 2020, mientras que perdió 1,180 personas por el coronavirus.
Hablar más sobre la contaminación del aire también podría distraer la atención de la lucha más amplia contra el cambio climático, que parece ser un tema más destacado para muchos intelectuales y activistas.
También pueden pensar que si logran limitar el cambio climático, la contaminación del aire disminuirá significativamente.