Las últimas semanas han sido peculiares y no gracias a la pandemia. Al menos directamente. La muerte de un ciudadano estadounidense por parte de la policía ha desatado una vez más una ola de protestas en Minneapolis y otras ciudades del país.
Lo que ha generado tanto descontento es el origen racial de George Floyd, quien era afroamericano. A la víctima se le acusó de falsificación de dinero de acuerdo a la BBC.
Pese a las restricciones de la cuarentena muchos ciudadanos han salido a las calles de manera pacífica.
Las protestas continuaron el martes pasado en todo Estados Unidos, con manifestantes reunidos para gritar el nombre de Floyd y pedir justicia a raíz de su muerte a manos de un ex policía ahora encarcelado.
Varias ciudades establecieron toques de queda el martes por la noche en un intento por detener la violencia y el saqueo de negocios después del horario de atención.
Minneapolis, donde murió Floyd, Nueva York, Filadelfia y Washington DC, se encuentran entre los lugares con toque de queda, informa CNN.
A pesar de todo, el vandalismo, de la mano de saqueos y la destrucción de propiedad pública y privada, han sido parte de las protestas en Minneapolis y Chicago, entre otras ciudades.
Mientras tanto, el presidente Trump ha amenazado con enviar al ejército para contrarrestar los actos vandálicos.
“Tenemos al Ejército preparado y dispuesto. Si (las autoridades de Minnesota) quieren llamar al ejército, podemos tener las tropas sobre el terreno muy rápido».
Hasta el momento, más de 9 mil personas han sido detenidas a lo largo del país durante los últimos días de protesta, según The Associated Press.
Este suceso es el resultado de una serie de asesinatos que de acuerdo a los manifestantes, se trata de un caso de racismo estructural por parte de la policía.
De hecho, un estudio publicado en 2019, revela que los negros tienen 2,5 más posibilidades de morir a manos de funcionarios policiales que los blancos.
Te puede interesar:
Esta no ha sido la única investigación acerca del tema. Un reportaje del Washington Post revela que desde 2015, más de 4 mil 787 personas han muerto bajo la custodia de oficiales, de esa cantidad 2 mil 416 son de raza blanca mientras la suma de los afroamericanos es de mil 257 y 889 son hispanos.
De acuerdo al texto hay casi 197 millones de personas blancas más en Estados Unidos que personas negras.
“Representan menos del 13% de la población de los EE. UU., pero la policía los mata a más del doble de la tasa de estadounidenses blancos. Los hispanos también son asesinados por la policía a un ritmo desproporcionado”.
Historia del racismo en Estados Unidos
Entonces, ¿el Gobierno ha acabado con el racismo? Para responder esta pregunta hay que ahondar la historia de la esclavitud.
Los afroamericanos son en gran parte descendientes de esclavos, personas que fueron traídas de sus países de África por la fuerza para trabajar en el Nuevo Mundo.
Sus derechos fueron severamente limitados, y durante mucho tiempo se les negó una participación legítima en el progreso económico, social y político estadounidense.
De un estimado de 10 millones de africanos traídos a las Américas por el comercio de esclavos, alrededor de 430 mil llegaron al territorio de lo que ahora es Estados Unidos.
Los esclavos desempeñaron un papel importante al sentar las bases económicas del país, especialmente en el sur.
Durante los siglos XVII y XVIII, trabajaban principalmente en las plantaciones de tabaco, arroz y añil de la costa sur.
Te puede interesar:
Finalmente, la esclavitud se arraigó en las enormes plantaciones de algodón y azúcar del sur. Aunque los empresarios del norte hicieron grandes fortunas con el comercio de esclavos y las inversiones en las plantaciones del sur, la esclavitud nunca se extendió en el norte.
Durante este período, los negros libres constituían aproximadamente una décima parte de toda la población afroamericana. En 1860 había casi 500 mil personas libres, la mitad en el sur y la otra mitad en el norte.
La segregación después de la esclavitud
Después de la abolición las cosas no cambiaron del todo. Los primeros pasos hacia la segregación oficial se dieron en forma de los Black Codes. Estas fueron leyes aprobadas en todo el Sur a partir de 1865, que dictaban dónde podían trabajar y vivir los negros.
La segregación pronto se convirtió en una política oficial impuesta por las llamadas leyes de Jim Crow (llamadas así por un término despectivo), los legisladores segregaron todo, desde escuelas hasta áreas residenciales, parques públicos, teatros, piscinas, cementerios, asilos, cárceles y hogares residenciales.
Había salas de espera separadas para blancos y negros en oficinas profesionales y, en 1915, Oklahoma se convirtió en el primer estado en incluso segregar cabinas telefónicas públicas.
Estas medidas siguieron en pie hasta 1964, cuando la Ley de Derechos Civiles se firmó en 1964, de la mano de Marthin Luther King, prohibiendo la discriminación y otorgó el derecho al voto.
Influencia en la sociedad contemporánea
Sin embargo, la desegregación fue un proceso lento. Para la organización política, Grassroots, esto se debe a la “acumulación durante siglos de los efectos de un sistema racializado”.
En un ensayo manifiesta que el aspecto crítico del racismo es la acumulación e incorporación de prácticas racializadas de larga data «en todos nuestros aspectos sociales y económicos».
“El racismo institucional ocurre cuando las organizaciones, las empresas o instituciones como las escuelas y los departamentos de policía discriminan, ya sea deliberada o indirectamente, contra ciertos grupos de personas para limitar sus derechos.Este tipo de racismo refleja los supuestos culturales del grupo dominante”, manifiestan los autores del texto.
Un artículo publicado por Focus Hope, una organización sin fines de lucro de Detroit, indica que la discriminación se presenta través de “prejuicios inconscientes”, “involuntarios” o «implícitos» a favor de los blancos.
“Lo que debemos hacer es duplicar la creación de espacios donde podamos ser honestos sobre la raza y donde podamos aprender más sobre cómo funciona realmente el racismo. En nuestra bondad y afán de mudarnos a una sociedad post-racial, muchos de nosotros intentamos evitar discusiones”.
Criminalización
A pesar de que el punto de encuentro sea una posible solución, ciudadanos como Sheila Guevara, mitad latina y mitad afroamericana, consideran lo contrario. “Creo que muchos hermanos son criminales y esto se debe a toda una historia de marginilización, pero se debe reconocer que se aprovechan de su posición de víctima para cometer crímenes inconscientemente o no”, le dice a Hypertexto.
De hecho, un reportaje de Washington Post de 2016, reconoce además que los estadounidenses negros cometen una cantidad “desproporcionada” de asesinatos y otros crímenes violentos, incluso en contra de los de su misma raza.
A pesar de esto, de acuerdo al Centro del Progreso Americano, la población negra del país está “sobrerrepresentada” como criminales en los medios de comunicación. «Difaman a los negros al presentar a los sospechosos de delitos negros como más amenazantes que sus homólogos blancos”.
Según la organización, los mass media lo hacen de varias maneras como mostrar las fotos de los sospechosos con más frecuencia y prestando mayor atención a tales casos.
Por otro lado, un informe del Pew Research Center, indica que los ciudadanos afroamericanos y blancos difieren en cuanto a cómo funciona el sistema policial y judicial del país.
“Los negros también son más propensos que los blancos a criticar la forma en que los oficiales hacen su trabajo, particularmente cuando se trata de interacciones policiales con su comunidad”.
Sheila Guevara afirma que ha sido maltratada por la policía al menos 3 veces durante sus 26 años de vida, aunque no ha sido agredida físicamente.
La historia de George Floyd fue diferente. Recientemente se publicó el último video de él, donde hablaba acerca de la criminalización de los afroamericanos, dirigiéndose a la juventud, a la que tachó de generación perdida.
Mientras tanto, miles de manifestantes están en las calles, algunos causando estragos, otros reclamando justicia.