En los últimos años la tecnología ha impactado significativamente la política mundial. Por ejemplo, en el 2008 los políticos estadounidenses no estaban concentrados en usar las plataformas sociales para hacer campaña hasta que llegó Barack Obama y cambió todo el panorama.
Ahora, en pleno 2020 el paisaje es distinto y la muestra más clara es el multimillonario Michael Bloomberg, quien invierte a diario millones de dólares en publicidad en diferentes redes sociales como Facebook e Instagram.
A medida que la tecnología avanza, algunos expertos sienten preocupación ¿Por qué?
Por como esta herramienta en conjunto a las redes sociales tienen el poder de influir en las decisiones de los votantes y al mismo tiempo contribuir a debilitar la democracia.
En este caso se puede mencionar el Brexit, las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 y los comicios de Brasil.
¿Qué dicen los expertos?
En una investigación de Pew Research Center con Imagining the Internet Center de la Universidad de Elon de Carolina del Norte, consultaron a diferentes expertos sobre la irrupción de la tecnología en la democracia.
La mayoría de los especialistas (49 %) coincidieron que la tecnología, desde ahora hasta el 2030, sí logrará debilitar más el sistema democrático. Mientras que 33 % opinó que la tecnología es una herramienta que podría fortalecer las instituciones democráticas y a sus protagonistas.
Por último, 18 % consideró que no ocurrirán grandes cambios en la próxima década y que todo se mantendrá como hasta ahora.
Las preocupaciones más relevantes de los encuestados se centraron en el uso indebido de la tecnología para manipular y usar datos que afecten la confianza de las personas en las instituciones y entre sí.
Asimismo, opinan que la falta de confianza afecta la percepción de las personas sobre los procesos democráticos.
Otro hecho son los vídeos y las noticias falsas que circulan en las redes sociales.
En realidad, se trata de tácticas de desinformación que pueden influir a que los votantes no tomen decisiones desde la lógica.
Información clave
Incluso, ven con nostalgia la lucha del periodismo independiente y cómo algunos discursos de empresas tecnológicas puedan tener mayor influencia en la sociedad.
Hay distintas compañías tecnológicas que recopilan los datos de los usuarios. Estadísticas indican que 90 % de las apps que están en el mercado guardan información clave.
Esto es un tema que también preocupa a los especialistas, especialmente por cómo dichas empresas puedan usar todo lo recopilado, tal como ocurrió con Cambridge Analytica.
Al igual que los asistentes virtuales, últimas investigaciones han señalado que son capaces de violar la privacidad de los individuos. Un hecho que puede favorecer a la aparición de publicidad que pueda influir en las decisiones de lo usuarios.
Una preocupación que crece
El periodista británico Jamie Bartlett en su libro The People vs. Tech detalló cómo observa que la tecnología está contaminando todos los aspectos de la vida de los seres humanos, no solo en la política sino también en el área económica y social.
Una de las afirmaciones de su pieza es que “En los próximos años o bien la tecnología destruirá la democracia y el orden social tal como los conocemos, o la política impondrá su autoridad sobre el mundo digital. Se vuelve cada vez más claro que la tecnología está ganando esta batalla”.
Sostiene que la democracia, tal como se conoce, no fue creada para cohabitar con la tecnología.
“Creo que la democracia va a fracasar de maneras nuevas e inesperadas. La distopía amenazante a temer es una democracia vacía dirigida por máquinas inteligentes y una nueva élite de tecnócratas ‘progresistas’ pero autoritarios.
Y lo peor es que mucha gente la va a preferir, dado que probablemente les ofrezca más prosperidad y seguridad que lo que tenemos hoy”, afirmó Bartlett.
Explicó que existen seis pilares fundamentales para que la democracia funcione de verdad son: ciudadanos activos, una cultura común, elecciones libres, igualdad entre las partes interesadas, competencia económica con libertad civil y confianza en la autoridad.
Sin embargo enfatizó que todos son vulnerables a la tecnología y base a esos problemas organizó las temáticas de su obra.
Existe otro factor importante: Esta sociedad está cada vez más conectada y son más dependiente del teléfono inteligente. En promedio los estadounidenses revisan 52 veces al día sus smartphones.
¿Cómo se protege la democracia?
Una porción de los expertos consultados por Pew research center creen que es parte del deber ciudadano defender y proteger la democracia.
Danah Boyd, una de las principales investigadoras de Microsoft Research y fundador de Data & Society, escribió “La democracia requiere que el público se una y trabaje a través de las diferencias para autogobernarse. Esa es una tarea difícil en el mejor de los casos, pero cuando el público está ansioso, temeroso, confundido o inseguro, es más probable que se retiren del colectivo y se centren en el interés propio. La tecnología es desestabilizadora”.
Boyd agregó que con mucha frecuencia la tecnología se diseña ingenuamente e imaginando todo lo bueno, pero no construyendo salvaguardas para evitar lo malo. “El problema es que la tecnología refleja y magnifica lo bueno, lo malo y lo feo en la vida cotidiana”, termina.
No fortalece la democracia
Por su parte, Marc Rotenberg, presidente y director ejecutivo del Electronic Privacy Information Center, dijo “Era ingenuo creer que la tecnología fortalecería las instituciones democráticas”.
Expresó que “las compañías tecnológicas casi de inmediato buscaron eximirse de las leyes y las normas democráticas que gobernaban otras empresas en áreas como publicidad política, protección de la privacidad, responsabilidad del producto y transparencia. La retórica de los ‘procesos de múltiples partes interesadas’ reemplazó el requisito de la toma de decisiones democráticas”.
Mientras la tecnología continúa avanzando sin precedentes, hay gobiernos que se acusan entre ellos. Estados Unidos acusó a la compañía china Huawei de espiar y robar datos de seis firmas estadounidenses.
Además, formalizaron la demanda por los cargos de blanqueo de dinero, obstrucción a la justicia y violación de sanciones.
Este es un intento de la Administración de Trump de hacer que las empresas cumplan las leyes y no roben información importante como secretos comerciales y datos a los usuarios, tal como dijo Matthew Whitaker, fiscal general interino de los Estados Unidos.
