La tecnología que literalmente fabrica animales que contienen células de otras especies ha sido utilizada durante décadas. A estas creaciones se les denominan «quimeras».
Así también se le llama a un monstruo femenino de la mitología griega, que tenía la cabeza de un león, el cuerpo de una cabra y la cola de una serpiente. En otras versiones, tenía tres cabezas: una de león, una de cabra y una serpiente por cola.
Las quimeras de mono-humano fueron creadas por primera vez en 2019. El último avance científico destaca la necesidad de ampliar la discusión sobre los posibles beneficios de dicha investigación y, específicamente, cómo se debe realizar la investigación quimérica entre especies en el futuro.
La existencia de las quimeras humanas reales permite cuestionar el significado del ser humano, y esto plantea preguntas éticas sobre su futura implicación en la sociedad.
Estos embriones algún día podrían servir como modelos útiles para las enfermedades humanas, el desarrollo embrionario y el envejecimiento, indicaron los autores del estudio en un nuevo informe, publicado el pasado 15 de abril en la revista Cell.
Por medio de la interacción entre células humanas y animales en los embriones, los científicos también podrían aprender cómo ayudar a las células humanas a sobrevivir entre las células animales, lo que podría hacer avanzar el esfuerzo para hacer crecer órganos humanos en modelos animales vivos.
El desarrollo de estos organismos que contienen células de dos o más especies, plantea sus propias preocupaciones éticas, especialmente en lo que respecta a cuánto tiempo se debe permitir que se desarrollen esos embriones.
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Trasplantes de órganos
Científicos intentaron incorporar células madre humanas en embriones de cerdo y oveja, con el objetivo final de cultivar órganos humanos en el ganado para su uso en cirugías de trasplante.
En el estudio reciente, se pusieron células madre humanas dentro de embriones de mono de seis días creados por fertilización. Los embriones de mono humano estaban compuestos principalmente de células de mono y algunas células humanas.
Luego, estos embriones se mantuvieron en un laboratorio, donde los investigadores monitorearon las interacciones entre las células humanas y de mono durante o hasta 14 días, aunque la mayoría de los embriones no sobrevivieron.
Estaban interesados en abordar la escasez de órganos que salvan vidas para el trasplante de seres humanos. Si se hace con éxito, una quimera podría hacer crecer un órgano adecuado para el trasplante directo en un ser humano.
Los investigadores han creado previamente quimeras de cerdo humano, donde se permitió que los embriones de cerdo que contenían células humanas crecieran hasta convertirse en un feto.
Sin embargo, la contribución de las células humanas fue baja y el objetivo de crear órganos trasplantables siguió siendo difícil de alcanzar. La cuestión de cómo resolver este desafío es lo que llevó al experimento reciente.
En el estudio reciente, los investigadores no intentaron crear quimeras de mono humano con miras a extraer órganos. Más bien, crearon un modelo in vitro (fuera de un organismo vivo) para explorar qué sucede con las células humanas transferidas.
Querían identificar formas de mejorar la supervivencia de las células humanas y, en última instancia, mejorar el quimerismo humano en los cerdos y otras especies evolutivamente distantes, con miras a desarrollar órganos «humanos» trasplantables de donantes animales.
Este proyecto podría evocar imágenes de científicos locos entrometiéndose con la naturaleza, irresponsables y sin supervisión.
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Bioética de las quimeras humanas reales
En el documento, los investigadores describen en detalle los pasos que tomaron para cumplir con las pautas internacionales.
Esto incluyó extensas revisiones éticas realizadas dentro de las instituciones involucradas y consultas con bioeticistas externos.
Si bien los animales no fueron sacrificados, cualquier uso de primates no humanos debe abordarse de manera conservadora y ser consistente con los estándares internacionales.
Las investigaciones que involucran primates no humanos se examinan cuidadosamente. Estos proyectos reciben una consideración especial por parte de los organismos reguladores y los comités de ética de todo el mundo.
Se cree ampliamente que los humanos tienen un estatus moral más alto que otros animales. Pero las quimeras humano-animal desdibujan esta línea. No son completamente humanos ni completamente animales.
Estas preocupaciones serán más agudas para las quimeras con cerebros similares a los humanos, donde las células humanas se incorporan al cerebro de un animal durante el desarrollo.
Los seres humanos se enorgullecen de su autonomía, racionalidad y autoconciencia sofisticada. Si una quimera humano-cerdo desarrolló esta capacidad, puede tener el derecho moral de ser tratada más como un humano que como un cerdo.
Expertos dicen que podría valer la pena monitorear a los animales quiméricos en busca de evidencia de que puedan ser autónomos, racionales o conscientes de sí mismos, y modificar su tratamiento en consecuencia.
Dada la complejidad ética y la sensibilidad de la investigación de las quimeras humanas reales, es fundamental que reciba una supervisión cuidadosa. A medida que el campo se desarrolla, debemos revisar continuamente dónde se encuentran los límites de la investigación.
Y estas conversaciones no solo deben explorar el bienestar animal, sino también cómo los pacientes potenciales y la comunidad en general ven el acceso a los órganos derivados de animales.