La situación política de Latinoamérica es compleja. Pues en cada país hay un problema distinto. No obstante, no es una casualidad que las protestas se hayan propagado en cuestión de días.
En los últimos meses, se ha visto cómo la población se manifiesta en contra de medidas y políticas estatales. El rechazo hacia líderes tampoco se ha hecho esperar.
En Venezuela, la oposición al gobierno de Nicolás Maduro, ha protestado arduamente desde hace años como reclamo ante la falta de oportunidades, escasez, delincuencia y otras carencias. De hecho, según analistas en este país hay un Estado fallido. En 2019, murieron 51 personas que exigieron la salida Maduro.
Honduras protagonizó una serie de enfrentamientos entre ciudadanos y funcionarios del orden público en abril de este año. Trabajadores de los ministerios de Salud y Educación exigieron la derogación de decretos por parte del presidente Juan Orlando Hernández, que serían el inicio de la privatización en ambos sectores. Hasta los momentos, la tensión continúa. Dos hondureños han fallecido.
En julio, Puerto Rico figuró en los principales titulares noticiosos. El entonces gobernador, Ricardo Rosselló, estuvo vinculado a una serie de escándalos de tintes homofóbicos y sexistas. Los puertorriqueños protestaron. En agosto, Roselló renunció al cargo.
El 30 de septiembre fue el turno de Perú. El presidente, Martín Vizcarra, anunció la disolución del Congreso, convocando nuevas elecciones legislativas. Los ciudadanos presionaban al respecto. La corrupción en esos organismos fue la razón.
Protestas recientes
En octubre el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, ordenó eliminar el subsidio a los combustibles. Luego de que la violencia tomara las calles, el decreto fue derogado. Murieron 8 personas.
Ese mismo mes, Chile también fue el escenario de protestas. El aumento del precio de los boletos del metro de Santiago fue el catalizador. Una ola de violencia inundó la capital, causando que el presidente Sebastián Piñera, retirara la medida, pero la desigualdad social ha relucido como la causa principal del descontento. Hasta ahora han muerto 24 ciudadanos.
Mientras los chilenos protestaban, los bolivianos elegirían al próximo presidente. Evo Morales, quien permanecía en el poder desde hace 14 años, ganó. Ante la victoria, el reclamo fue inmediato. Un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) denunció presuntas irregularidades durante el proceso electoral. Morales manifestó que habría una nueva jornada pero a las horas renunció. La violencia de diseminó por las calles. 9 personas fallecieron.
Semanas después de estos registros, Colombia fue el siguiente país. Se anunció una marcha convocada por sindicatos, indígenas y estudiantes el 21 de noviembre en contra del presidente Iván Duque. El motivo era expresar la inconformidad por el desempleo y asesinato de líderes sociales. Ese día murieron 3 colombianos.
El hartazgo contra el liderazgo
Para el politólogo, Ricardo Sucre Heredia, a pesar de en cada país haya un motivo distinto, el hartazgo es un elemento en común. «Hay un agotamiento y agravio acumulados en décadas contra pretensiones oligárquicas de actores políticos en la región».
Sucre Heredia cree que la situación es una oportunidad para estar en la vanguardia de la política. «Los pueblos están planteando una relación más horizontal con el poder y la sociedad», agrega.
«Hay violaciones de derechos humano,s pero hasta ahora siento que no ha habido una ruptura total que lleve al caos como en la Primavera árabe», un suceso distinto a lo que pasa en América Latina.
Por otro lado, el politólogo desconoce si el descontento hacia el liderazgo político pueda contraer figuras autoritarias en el futuro. Hasta los momentos, parece que no. Sin embargo, es una posibilidad.
La antropóloga especializada en Latinoamérica, Nuria Barnes, indica que el problema es estructural. De esa manera, los países se estancan en conflictos cíclicos. «(…) es tan grave, que no existe una situación coyuntural, sino que viven de modo permanente en un estado de crisis no solo económica, sino social y de valores».
¿Regreso de la izquierda?
Precisamente el ciclo parece ser parte de la cultura política del subcontinente. En el caso argentino, se llevó a cabo un proceso electoral donde la población eligió el mismo polo que rechazó en las últimas elecciones, donde resultó ganador Mauricio Macri, de tendencia centroderechista.
El kirchnerismo, representado por la ex presidenta Cristina Fernández y ahora próxima vicepresidenta del país, es considerado un movimiento político de centro izquierda y gobernará nuevamente.
Sucre Heredia considera que las diferentes vertientes de la izquierda, no corren el mismo riesgo de ser rechazadas en el resto de la región por parte de la población como ocurre en Venezuela.
De hecho, en países como Chile y Colombia, gestionados bajo políticas de derecha en las últimas décadas, los manifestantes se identifican con ideales ligados al socialismo y a la centro izquierda. «Siento que más bien la mayoría evitaría replicar (el modelo venezolano)».
Crisis general
«Está claro que el sistema a nivel general está en crisis, que el modelo socioeconómico con el que despedimos el siglo XX no parece válido para el siglo XXI», sostiene Barnes.
Más allá del conflicto político, el planeta atraviesa momentos cruciales. El caso de Amazonas es uno, señala. A su juicio, estos temas no son tratados con la misma intensidad.
Barnes, en contraposición a Sucre Heredia, considera que la derecha sí puede surgir como lo hizo en Brasil. Esto significa, advierte, la pérdida de derechos individuales y recortes de libertades generales.
«Nos enfrentamos a un mundo que en general, se rige por esferas del poder económico, los famosos lobbies, una clase política puesta en entredicho en casi todos los rincones del planeta, en resumen una minoría todopoderosa y una mayoría en distintos niveles de pobreza. Con la nueva crisis que se avecina se va a agudizar, produciendo estallidos sociales», sentencia.
No obstante, Sucre Heredia cree en una vanguardia que transforme las sociedades en espacios inclusivos y libres del autoritarismo. No importan las vertientes del espectro político, mientras haya libertad e igualdad, la innovación se da cuando los errores del pasado no se repitan.