El sexo es una necesidad física, pero… ¿qué sucede cuando surgen otras manifestaciones?
El autoplacer mediante la pornografía es una opción. Acostarse con otra persona también, pero cuando se cruza la frontera entre lo normal y lo excesivo, solo hay una adicción peor a otra.
De acuerdo a un estudio de Frontiers, sitio web especializado en psiquiatría, un adicto a la actividad sexual no es lo mismo a alguien que consume videos pornográficos de manera excesiva.
La hipótesis se centra en las conductas sexuales interpersonales y cómo pueden caracterizarse por un mayor grado de búsqueda de novedades y actividad «estriatal ventral».
El término se refiere a los llamados núcleos accumbens septi, que median la recompensa y motivación durante la combinación del esfuerzo físico y mental.
El cuerpo estriado forma parte de los ganglios basales, un conjunto de masa gris hallado en el cerebro.
Se relaciona con un sistema formado por estructuras cerebrales que responden físicamente a estímulos emocionales y sexuales, entre otros ligadas a la memoria, personalidad y conducta.
La investigación científica se basó en enseñar imágenes eróticas, videos explícitos y fotos sugerentes a individuos masculinos.
Las activaciones fueron «más fuertes» a comparación a otros estímulos entre hombres de comportamiento sexual compulsivo (CSC).
Por otro lado, una muestra también sugiere la disminución de la volumetría ventral entre consumidores de pornografía.
Es decir, los hallazgos no confirman que las personas cumplan con las características del CSC.
Diferencias entre adicción al sexo y a la pornografía
De acuerdo a Your Brain on Porn, un sitio web de investigación, hay una serie de diferencias entre un adicto al sexo y un adicto al porno.
En el caso del primero, la adicción envuelve a personas reales mientras que el segundo se relaciona literalmente con una pantalla.
Consumidores intensivos de pornografía no pueden excitarse con mujeres reales, incluso con aquellas sexualmente atractivas. En cambio otros individuos se excitan fácilmente con cualquiera.
Los porneros, como se les llama en Hispanoamérica, les gustaría estar con una pareja estable a quien responderle sexualmente pero la persona activa quiere una variedad de fuck buddies.
Los problemas de rendimiento sexual son una queja común entre los adictos a la pornografía en Internet. «Por lo general, no escuchamos sobre problemas graves de rendimiento sexual entre los adictos al sexo», se lee en el portal.
La adicción parece estar aumentando a medida que crece el acceso a la pornografía de alta velocidad durante la adolescencia, aunque algunos hombres mayores también informan que la desarrollan después de cambiar a internet de alta velocidad.
Las personas que mantienen relaciones con diversas parejas corren el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual. Los usuarios de porno solo sacian su necesidad por medio de una pantalla.
«En efecto, la pornografía demuestra ser sexo negativo para muchos usuarios. ¿Cómo podría surgir una situación tan extraña?», concluye el artículo de Your Brain On Porn.
Por qué los hombres ven mujeres en internet
Stefanie Carnes, presidenta del Instituto Internacional de Profesionales de Trauma y Adicciones (IITAP en inglés), también ha investigado al respecto.
Su trabajo revela que niños quienes fueron descuidados, maltratados, abusados, violados o expuestos a violencia sexual, corren el riesgo de desarrollar adicción.
Se valen del sexo como una forma de automedicarse para escapar y adormecer su dolor psicológico al sentirse inseguros e insuficientemente amados.
En cambio los usuarios de páginas pornográficas no se ajustan a tal perfil aunque se identifican como «adictos».
En el modelo de Carnes, los adictos al sexo que se recuperan necesitan de tres a cinco años y de apoyo para establecer una intimidad saludable en sus vidas.
Por el contrario la mayoría de los porneros, según Your Brain On Porn se recuperan incluso de síntomas graves como la impotencia inducida por la pornografía en cuestión de dos a cuatro meses.
Otro aspecto que destaca el sitio web es que mezclar ambas adicciones es algo desacertado debido al poco conocimiento del tema.
«La adicción a la pornografía solo puede surgir como consecuencia de alguna otra patología (como la adicción al sexo, la depresión o la ansiedad social)».
Esta manifestación surge a raíz de un contraste entre diferentes estudiosos del tema. El psiquiatra y especialista en adicción, Reef Karim, es un ejemplo.
Dijo que el problema de la pornografía es cuando afecta la relación sexual con la pareja, pues si el sexo es mecánico y aburrido, el porno será una escapatoria, una fantasía. Algo también optado por adolescentes.
Un testimonio
Gabe Deem es un sujeto que ha dado diversas conferencias en relación con el tema. Su visión es diferente a la del doctor Karim. «Por ejemplo un sujeto que pasa todo el día jugando football en videojuegos, lo llamarías adicto al fútbol si lo único que ha hecho es jugar el videojuego?».
«¿Cómo puedes ser adicto a algo que nunca has hecho o que no puedes hacer?», manifestó en referencia al contraste entre sexo y pornografía.
El consumo excesivo de contenido pornográfico le causó disfunción eréctil. Pues a pesar de relacionarse con una mujer considerada atractiva, su cuerpo no respondía a lo que su mente quería. A partir de ese momento decidió hacer algo al respecto.
La pornografía y las mujeres
Para la doctora Carnes, el problema no es solo un asunto de hombres. «Estamos viendo que más y más mujeres se involucran con el porno, el cibersexo, las aplicaciones de conexión y el sexting.
Vemos tasas realmente altas en la población de estudiantes universitarios donde la pornografía está normalizada», dijo en una entrevista para The Fix.
Carnes no descarta que mientras haya una mayor disponibilidad y accesibilidad de una sustancia o comportamiento adictivo, habrá mayores tasas de adicción. Precisamente la estigmatización influye de manera considerable.
«El estigma impide que las mujeres accedan a ayuda y apoyo profesional. En términos de adicción a la pornografía para hombres, hay muchos hombres conocidos que van desde líderes políticos y atletas hasta estrellas de cine y otras figuras públicas que han salido y han dicho que estaban luchando con este problema y que estaban recibiendo ayuda para solucionarlo».
Esto no ha ocurrido en el caso de mujeres. Por eso Carnes cree necesario «expandir» una discusión nacional como se hizo con el alcoholismo y el trastorno por consumo de sustancias.
Según la especialista, hay muestra representativa a nivel nacional que preguntó cuántas personas en los Estados Unidos estaban luchando con alguna forma de comportamiento sexual fuera de control.
El porcentaje de la población femenina en general regresó a alrededor del 7%.
Hay más de 150 millones de mujeres adultas que viven en los Estados Unidos, y el 7% significa 11 millones de mujeres. «Incluso si reducimos ese número a la mitad, sigue siendo una enorme cantidad de personas».