Los opioides continúan siendo una de las causas principales de muerte en los estadounidenses.
De acuerdo a números del Centro de Estadísticas de Salud de Estados Unidos en el 2018, hubo 68.557 muertes por sobredosis de drogas y de esta cantidad se estima que 47.590 fueron por opioides y 31.897 relacionado con opioides sintéticos como fentanilo y el tramadol.
La crisis de los opioides está golpeando en gran medida a la sociedad estadounidense. Los opiáceos suelen ser medicamentos recetados por especialistas para tratar dolores crónicos o muy intensos.
También pueden ser tan adictivos que cuando se termina la prescripción los pacientes salen en busca de más.
White americans
Esta epidemia afecta en gran medida a los white americans, tal como indica la organización KFF (Henry J Kaiser Family Foundation) en el 2017 murieron un total de 37.113 personas por sobredosis de opioides.
Por esta razón el presidente Donald Trump declaró esta situación como “emergencia de salud pública”.
Desde la White House el 29 de octubre de 2017 recalcó que “Como estadounidenses, no podemos permitir que esto continúe. Es hora de liberar a nuestras comunidades de este flagelo de la drogadicción”.
Los opioides son conocidas por ser medicamentos endógenos o exógenos que tienen un efecto parecido al de la morfina. Estos se dividen en dos grupos semisintéticos y sintéticos.
Se conoce que estas sustancias son adictivas y esto no ha logrado que cese el número de indicaciones.
La BBC, en un artículo publicado el 29 de marzo de 2019, asegura que en las últimas dos décadas y en especial, el año 2012 el número de recetas superó los 255 millones y esta cifra se traduce a 81,3 por cada 100 estadounidenses.
Hispanos + opioides
Los ciudadanos de origen latino tampoco escapan de esta realidad y también forman parte de estas conocidas estadísticas “negras” de muertes ocasionadas por sobredosis de opioides.
La organización KFF indicó que en el 2017, 3.932 hispanos murieron por culpa de los opiáceos. La mayoría de las muertes se registraron en New York.
En un reportaje publicado por KHN (Kaiser Health News) el 17 de mayo de 2018, cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU indican que entre el 2014 y el 2016 las muertes por opioides aumentaron 52.5 %.
Asimismo, recalcan que las estadistas opinan que los números de fallecimiento por sobredosis en hispanos suelen subestimarse.
“Pensamos inicialmente que esto era un problema sólo entre blancos y no hispanos, en realidad esto no es del todo cierto”, expresó Robert Anderson, jefe de la rama de estadísticas de mortalidad en el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los CDC a KNH.
Más adelante Anderson aseveró que “Si se observan los datos, se puede ver el aumento de todos estos grupos a lo largo del tiempo. Solíamos centrarnos en los blancos y no en los hispanos y nos dimos cuenta que las tasas eran mucho más altas”.
En este sentido, también estiman que las muertes por sobredosis están aumentando más rápido en los afroamericanos e hispanos que en los blancos.
En esta cifra está influyendo la supuesta filtración de fentanilo en la cocaína, según fuertes sospechas de médicos y trabajadores sociales indica el reportaje.
It’s difficult for Hispanics
KHN entrevistó a un grupo de hispanos entre ellos adictos, proveedores, familiares, médicos y otros, estos coincidieron que las barreras culturales, idioma y el miedo a la deportación limitan el acceso a tratamientos que pueden salvar vidas.
Iris Bermúdez, de 43 años, le dijo al mismo medio que se define como “adicta en recuperación” reside en Casa Esperanza, una residencia que se encarga de ayudar a adictos de los opioides en Boston.
Bermúdez dijo que la barrera del idioma les dificulta a los latinos acceder a los tratamientos, puesto que les cuesta leer las instrucciones, al igual que descifrar los sitios web y los anuncios.
Agregó que en el momento que llaman por teléfono no existe ningún tipo de traducción y hace que el proceso sea mucho más complicado.
Emily Stewart, directora del centro Casa Esperanza, apunta que en Massachusetts hace falta una campaña a través de medios de comunicación en español, la cual se centre en enseñarle a los latinos cuáles son sus opciones de tratamiento y los lugares a donde pueden acudir por ayuda.
Los medicamentos que usualmente suelen recetar para contrarrestar el efecto de los opioides son metadona y buprenorfina.
KHN afirma que para esta población es difícil acceder a ambos porque hay pocos médicos de habla hispana que lo recetan.
Purdue Pharma
A partir del año 1995 la empresa farmacéutica Purdue inició con la comercialización de oxicodona con la presentación de un calmante.
Cabe recordar que los opiáceos actúan en el sistema nervioso y disminuye los fuerte dolores o incluso los hace desaparecer.
El diario El Mundo, en una nota del 6 de enero de 2019, destaca que más adelante esta empresa comenzó a comercializar pastillas prácticamente irrompibles para evitar que las personas la consumieran.
Debido a dicha situación, un gran número de ciudadanos se pasó a otros competidores como Percocet o en su versión conocida como heroína. Este tipo de acciones no significa que esta compañía haya salido ilesa de todo este proceso.
Según Time Magazine, en un reportaje del 17 de septiembre de 2019, se declararon en quiebra y enfrenta una avalancha de litigios por contribuir a la crisis de los opioides.
Marketing
La empresa ha sido acusada de usar un falso marketing al momento de promover su analgésico recetado OxyContin.
Asimismo, en septiembre la agencia de noticias Associated Press indicó que un importante juez del estado de Ohio corroboró que había más de 1.600 demandas consolidadas en contra de la empresa.
Estas ocurrieron en diferentes regiones de Estados Unidos como, por ejemplo, Portsmouth, Ohio, y Huntington y Virginia Occidental.
A esto Purdue respondió que había llegado en un posible acuerdo con los miembros de los abogados demandantes, además de 24 fiscales generales estatales.
En la declaración anunciaron que en el acuerdo “se estima que proporcionará más de $10 mil millones para abordar la crisis de los opioides”, señala Time.
Según señalan familiares, activistas y fiscales generales estatales este acuerdo no es suficiente para compensar a las víctimas de los opioides o hacer que la familia Sackler, dueños de Purdue, rindan cuenta.
El gobierno de Donald Trump se ha comprometido a luchar contra esta adicción.
Aunque en los planes del gobierno no hay un objetivo claro para tratar a los enfermos u ofrecerles mejor atención, lo podría significar que el consumo de medicamentos a base de opioides esté lejos de disminuir a gran escala.
