Hypertexto – El Gobierno estadounidense ha ordenado cerrar el consulado chino en Houston, Texas, lo que China considera una provocación «sin precedentes».
China exigió a Estados Unidos que se «se retracte de esta decisión errónea, o de lo contrario China tomará las represalias legítimas y necesarias».
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«Estados Unidos ha pedido el cese inmediato de todas las operaciones del consulado a partir del día 24 de julio«, lo que supone «una violación de las normas internacionales y de los acuerdos consulares entre los dos países, así como un intento de socavar las relaciones bilaterales», afirmó Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
Las razones de Estados Unidos
Estados Unidos señala que China está detrás de los ciber ataques contra 11 empresas para robar datos sobre la cura del coronavirus y secretos de tecnología militar.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que «no solo están robando la propiedad intelectual estadounidense, sino la propiedad intelectual europea, causando (la pérdida de) cientos de miles de empleos. Buenos trabajos para personas trabajadoras en toda Europa y en América, robados por el Partido Comunista chino».
«Vamos a tomar medidas para proteger al pueblo estadounidense, proteger nuestra seguridad, nuestra seguridad nacional y también proteger nuestra economía y nuestros empleos», agregó.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos anunció ayer la imputación de Li Xiaoyu, de 34 años, y Dong Jiazhi, de 33, «hackers chinos (que) trabajaban con el ministerio chino de Seguridad».
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A pesar de que la imputación no tiene información directamente relacionada con el coronavirus, si añade la importancia de la información científica que buscaban los hackers.
Se ha obtenido información que luego de la orden de retiro, se ha avistado fuego en los jardines del consulado, presumiblemente destruyendo información.
«El gobierno chino es un ferviente defensor de la ciberseguridad y siempre se ha opuesto a los ciberataques», dijo un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores en Pekín, instando a Washington a «poner fin a estas calumnias y a su difamación» contra China.