“El arte me mantiene a flote” es la frase que suelta Emmanuel Manríquez, un guitarrista mexicano que durante el confinamiento no ha dejado de componer y estudiar música. Antes de COVID-19 su banda “V The Fox” estaba lista para comerse al mundo y grabar un videoclip, la pandemia atrasó esos planes, pero “eso no me quita la emoción de hacer lo que me gusta”, confiesa.
Antes de estudiar música Emmanuel pasó por otras carreras como gastronomía e idiomas hasta que no pudo más y decidió seguir su pasión. Cuenta que durante el confinamiento ha estado enfocado en no dejar de practicar.
“Paso todo el día con la guitarra en la mano y estoy leyendo varios libros de música”, expresa. De “la vida normal” extraña varias cosas como tocar en vivo, tener contacto con la gente y la oportunidad de asistir a festivales.
“Intento no pensar mucho en eso y aprovechar la soledad para ser creativo”, apunta. Es miembro de una banda mexicana llamada “V The Fox” y durante el tiempo de confinamiento han concedido entrevistas, se reúnen por Zoom y comparten trabajos que hacen de forma individual.
A pesar de estar separados, la música los une y buscan alternativas para sentir que el tiempo no está pasando en vano.
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Manríquez puntualiza que la cultura en general trae “infinitos” beneficios a los seres humanos y en tiempos como estos los gobiernos latinoamericanos deberían enfocarse en alternativas para que la gente se distraiga y sienta que la vida es más llevadera.
El arte sana
El arte no solo sana a los artistas sino a los espectadores. La pintora Frida Kahlo en una oportunidad dijo “me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco” y lo afirmó sin pensar que sus retratos inspirarían a millones de personas en el mundo.
En tiempos de crisis el arte se ha convertido en el escape de muchas personas y no solo ahora, sino desde hace mucho las expresiones artísticas tienen una fuerte influencia en la vida de los individuos.
Un artículo de la Universidad de Harvard asegura que hacer actividades creativas pueden aliviar el estrés, ayudar a la comunicación y detener el deterioro cognitivo.
La publicación hace referencia a la película documental “I Remember Better When I Paint” y hace un recorrido de cómo la pintura puede hacer recordar a las personas que sufren de demencia y les permite reconectarse con el mundo.
El arte también ha demostrado ser un poderoso antídoto para aquellos que sufren de depresión, ansiedad o cáncer. Esto nada tiene que ver con el talento, sino más bien con la intención del individuo de “dejarse llevar”.
“Es el proceso, no el producto”, menciona Megan Carleton, terapeuta de arte del Hospital General de Massachusetts (MGH), afiliado a Harvard.
Mariela Mendoza, presidenta y fundadora de la organización Buscadores de Libros, concuerda con esta premisa, para ella no hay nada más liberador que el arte.
“Yo tengo un problema una vez que comienzo a colorear mandalas, no puedo parar porque me relajo muchísimo”, confiesa. La cuarentena cambió su rutina por completo, ella se encargaba de organizar actividades dentro de la sede de Buscadores, promover talleres de artes, de marketing y otros.
“En nuestra organización nos enfocamos en incentivar la lectura”, informa.
Estabilidad mental
Mendoza afirma que el arte la ha ayudado a mantener su estabilidad mental, ¿Cómo? Leyendo un buen libro, pintando y conectándose con la gente por medio de las redes sociales. “No estamos estancados, nos hemos encargado de entregar libros y ayudar a la gente”, describe.
Dice que en estos tiempos se ha convertido hasta en “psicóloga” porque muchas personas se comunican con ella buscando un libro que los ayude a combatir su estado de ánimo o problemas personales.
Al igual que Emmanuel Manríquez, Mariela recalca que los gobiernos latinoamericanos deberían invertir más en cultura y educación porque “es lo que la gente necesita”. “La educación y la cultura son dos herramientas capaces de cambiar al mundo”, expone.
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Paula Ramos, artista autodidacta, arquitecta y creadora de la Escuela de Artes Plástica Paperstina, relata que el arte ha hecho que ella mantenga “sus buenas vibras” y a concentrarse.
“Estos meses han sido duros, pero he tratado de mantener a los niños activos. He dado clases, los incluí en retos. No es tan didáctico como de forma presencial, pero hemos tratado de hacerlo lo mejor posible”, enfatiza.
Está segura que el arte libera, ayuda a las personas a ser más pensantes y te estimula a liberar los sentimientos.
Agrega que ella no quiere decir que los artistas no se estresan porque cuando inició el confinamiento para ella todo fue muy complicado, sin embargo, el arte más allá de ser su pasión es su mecanismo de defensa.