La mayoría de los países donde se suscitan protestas, son regidos por la democracia. La ira hacia las élites políticas y la desigualdad social han alimentado la agitación.
Líderes, partidos y movimientos antisistema han surgido tanto en la derecha como la izquierda, desafiando las normas e instituciones del sistema.
El Pew Research Center, llevó a cabo un estudio que capitaliza el descontento. De acuerdo a los autores, la democracia sigue siendo popular, pero en estos momentos es débil.
«Múltiples factores contribuyen, incluidas las percepciones sobre qué tan bien está funcionando», se lee.
Las opiniones son negativas. En 27 países, un 51% de la población no está satisfecha con el funcionamiento de la democracia en su país; solo el 45% sí lo está.
Según un artículo escrito por la profesora de ciencias políticas de la Universidad de Columbia, Sheri Berman, el sistema enfrenta su mayor crisis en décadas, desafiado por populistas y desde afuera por el autoritarismo en Rusia, China y otros lugares.
«¿Qué salió mal? Muchos analistas se centran en problemas económicos. El lento crecimiento, la creciente desigualdad y los recortes del estado de bienestar han hecho que la vida de las clases trabajadoras y medias sea más insegura y se han extendido el riesgo económico, el miedo al futuro y las divisiones sociales en las sociedades occidentales», señala.
Otros sostienen que los agravios sociales son los culpables. Las normas tradicionales sobre religión, sexualidad, vida familiar y más han sido desafiadas. Especialmente en los Estados Unidos, donde la movilización de grupos minoritarios ha alterado las jerarquías existentes, dejando a algunos ciudadanos enojados y resentidos.
El informe del Pew Research Center indica que las evaluaciones varían considerablemente entre las naciones. En Europa, por ejemplo, más de seis de cada diez suecos y holandeses están satisfechos con el estado actual de la democracia, mientras que las grandes mayorías en Italia, España y Grecia sucede lo contrario.
Qué está haciendo mal la democracia
Destacan opiniones negativas producto de la frustración pública: la mayoría cree que las elecciones traen pocos cambios, que los políticos son corruptos y los tribunales no procesan la justicia debidamente.
La insatisfacción con la democracia está relacionada con el estado de los derechos individuales, así como las percepciones de que las élites políticas son corruptas y manifiestan desinterés hacia los ciudadanos promedio.
El vínculo entre los puntos de vista de la economía y las evaluaciones del desempeño democrático es fuerte. En 24 de los 27 países encuestados, se determinó que la economía nacional está en mal estado.
Las oportunidades económicas también juegan un papel importante. En 26 de los 27 territorios, creen que la mayoría de las personas quienes no pueden mejorar su calidad de vida suelen estar insatisfechos.
La justicia y política no solucionan
El descontento también está vinculado a las opiniones sobre cómo se trata a las personas dentro del sistema de justicia de un país. En 24 naciones, el sentimiento es común.
Nuevamente, Europa figura. Por ejemplo, entre los húngaros que ofrecen una evaluación negativa de los tribunales del país, el 68% no está contento con la forma en que funciona la democracia, mientras que el 32% considera a los tribunales como una institución óptima.
Los políticos tampoco solucionan. Para la población encuestada de Estados Unidos, actúan de manera diferente. Consideran a los funcionarios electos como personas ajenas a los problemas. «Muchos también dicen que los políticos en su país son corruptos».
El dinero en la política también ha aumentado, manifiesta Berman. «Varios politólogos han descubierto que los intereses de las élites económicas y los grupos organizados representan sus intereses y dan forma a la política gubernamental, mientras que los estadounidenses menos acomodados y los grupos de interés de masas que representan sus intereses tienen mucha menos influencia».
Inmigración
La inmigración ha sido un tema particularmente polémico en Europa desde 2015, cuando los refugiados del Medio Oriente y otros lugares ingresaron en números récord.
En seis países europeos, piensan que los inmigrantes no se adaptan al nuevo entorno, culpa que se le atribuye al sistema. Por ejemplo, el 52% de los suecos dicen que los migrantes no quieren adaptarse a la cultura del país.
La ira en la UE y la oposición a la migración han sido temas consistentes en la retórica y las plataformas de partidos populistas de derecha que han ganado apoyo en los últimos años.
Al mismo tiempo, Europa ha visto el surgimiento de varios partidos populistas de izquierda, como La France Insoumise, Podemos de España y Syriza de Grecia.
En Europa, otras tendencias también han disminuido la capacidad de respuesta de la democracia. Históricamente, los socialdemócratas y laborales actuaron como la voz de los desfavorecidos y sin poder.
Populismo
Esta situación es diferente en Estados Unidos. El bipartidismo ha generado hartazgo. Y hay evidencia de que los insatisfechos tienen razón: con el tiempo, los políticos, los partidos y los gobiernos se han vuelto menos receptivos a una amplia muestra representativa de ciudadanos.
El mismo patrón se encuentra entre aquellos que simpatizan con los populistas de izquierda en algunas naciones. Por ejemplo, seis de cada diez franceses que tienen una visión favorable de La France Insoumise no están satisfechos con el funcionamiento de la democracia, en comparación con el 47% de los franceses que ven negativamente al partido.
Incluso aquellos con opiniones favorables de dos partidos populistas europeos están más satisfechos con la forma en que funciona la democracia: el UKIP de derecha, pro-Brexit del Reino Unido y Syriza de izquierda de Grecia.
La población ya se ha manifestado acorde a las vías que están a su alcance. Solo queda que el sistema, se adapte a las necesidades colectivas. De lo contrario, probablemente haya un cambio.