Intercambio de regalos, luces artificiales, alegría y de más, son tan solo algunas de las maneras en que occidente celebra tanto la navidad como el fin de año.
Se cree que la celebración más antigua registrada se realizó en Mesopotamia alrededor del año 2000 a. C., destaca Earth Sky.
De acuerdo a PBS, las festividades se empezaron a realizar en el edificio del New York Times en 1904 después de haber tenido lugar previamente en la Iglesia de la Trinidad en Manhattan, donde los espectadores pudieron escuchar el sonido de las campanas que señalaban la medianoche.
El ensayo titulado Comercialismo, capitalismo y celebración, escrito por el folklorista académico, Jack Santino, indica que las actividades tradicionales se reconocen como potencialmente rentables.
«El hecho de que Estados Unidos sea un país capitalista es fundamental. Cuando se reconoce que los rituales, festivales y celebraciones a menudo son representaciones simbólicas dramáticas de la cultura que los produjo, uno se da cuenta de que es inevitable que tal clase de eventos existiría».
Una celebración reciente
Un artículo de la Fundación para la Educación Económica, indica que la navidad moderna es más «joven» al compararla con la Revolución industrial, y cómo esa revolución, fue en parte causa y parte del capitalismo.
Fue solo en el siglo IV que la iglesia decidió oficialmente celebrar la festividad navideña el 25 de diciembre. Esta fecha fue elegida no por razones religiosas sino simplemente porque marcó la llegada aproximada del solsticio de invierno.
La organización manifiesta que este proceso se afianzó cuando se capturó la imaginación del publicó a través de la navidad familiar, centrada en niños, regalos y un nuevo santo patrón: San Nicolás.
Características
Para el autor del artículo los festivales consumistas son celebraciones oficiales. Además, hay una tensión incómoda con celebraciones más inversas o elementos de celebración que surgen de la cultura popular o actividades populares.
«El espíritu de conveniencia y consumo hicieron que las personas no escaparan de los aspectos económicos de la celebración al aceptarlos como realidades inevitables e insuperables».
El intercambio de regalos es una característica importante de las celebraciones de fin de año, rastreable hasta las antiguas Saturnales de Roma y las tradiciones de año nuevo.
«La cantidad de dinero gastado en regalos es enorme. Muchas empresas en los Estados Unidos dependen por completo de las ganancias de fin de año para mantenerse a flote», manifiesta Santino. Para el investigador, la importancia económica de la navidad es parte de la cultura capitalista.
No todo es consumir
Sin embargo, «los elementos» que son guardados,adquieren un significado personal, son aquellos hechos por niños y entregados a los padres. Estos se guardan y se sacan año tras año.
También figuran decoraciones de árboles hechos en casa, o ese adorno especial que el niño compró a los diez años.
«Exhibirlos en el árbol o alrededor de la casa es crear nexos familiares y recrearla historia familiar. Para algunos, un árbol de navidad, es como un álbum familiar».
Ya no es igual
Los rituales de año nuevo en épocas anteriores y en otros lugares marcan la finalización de un ciclo y el comienzo de otro similar.
El investigador de la Universidad de Colorado, Dylan Clark, sostiene que esta ya no sea una fecha dedicada a la reflexión y al recuerdo.
«Se ha convertido en una absolución ritual del pasado y adoración en el altar de lo nuevo. Es el encantamiento perpetuo de la frescura».
Para él, la fiesta de año nuevo oculta el hecho de que la brecha de ingresos se está ampliando. Por otro lado, distrae problemas como el cambio climático.
«La víspera de año nuevo, la más sencilla de las vacaciones, disfraza el hecho de que cada año es la mercancía».
¿El comunismo ha celebrado el fin de año?
En el siglo XX, el mundo fue testigo del surgimiento de una revolución que se diseminan en diferentes países a lo largo de las décadas, influyendo tanto en lo social como cultural.
Foreign Policy publicó un artículo donde se manifiesta que los soviéticos intentaron reemplazar la navidad con unas vacaciones más apropiadas relacionadas con el komsomol (liga comunista juvenil).
Para 1928 se había prohibido completamente la festividad, y el 25 de diciembre era un día normal de trabajo.
Luego, en 1935, Josef Stalin decidió devolver un árbol de celebración a los niños soviéticos. Pero los líderes lo vincularon no con las celebraciones religiosas, sino a un año nuevo secular.
Orientado hacia el futuro, coincidía muy con la ideología soviética. La navidad misma fue reinstalada hace 25 años, en 1991. Y de hecho es celebrada por rusos religiosos (e incluso pseudoreligiosos).
Aún así las grandes celebraciones están reservadas para la víspera de año nuevo a lo largo del mundo.