El animal crushing, o también llamado animal crush, es una subcultura de internet donde se hacen y comparten videos de animales torturados y asesinados.
Gatos y perros cachorros, ratones y conejos suelen ser las víctimas de muertes inimaginables.
Son quemados vivos, cortados con tijeras de podar, desollados vivos, golpeados, apuñalados y, con mayor frecuencia, les aplastan y rompen las extremidades, solo por placer.
El reciente arresto de una mujer acusada de crear numerosos videos desollando, ahorcando y asfixiando a perros y gatos, y un documental de Netflix, ha despertado una morbosa curiosidad sobre el tema.
Ashley Nichole Richards y Brent Justice, fueron arrestados en agosto de 2012 luego de que se presentara una denuncia por parte del Trato Ético de los Animales (PETA). Los dos fueron acusados en una corte federal. Uno por grabar, y otro por cometer el acto.
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Esta fue la declaración de PETA en el momento de su arresto:
“PETA aplaude la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Harris por su rápida acción. También presionaremos por cargos federales, ya que hacer videos de crush es una violación de la ley federal”.
Potenciales asesinos de humanos
Richards se declaró culpable de los cargos. Durante el juicio se supo que fue víctima de abuso sexual infantil, vivía en las calles cuando era adolescente y se prostituía.
Cuando un niño de cualquier edad muestra una crueldad intencional hacia los animales que se repite, es severa y sin remordimientos, algo anda mal.
El maltrato animal está vinculado a otras formas de violencia. “Un niño que abusa de los animales requiere intervención y tratamiento inmediatos”, escribe la psicóloga Gail Nelson.
“Esto es a menudo la primera manifestación de un trastorno emocional grave que puede convertirse en violencia extrema, como la matanza masiva. He aquí por qué los psicólogos se centran cada vez más en el abuso animal en la infancia como una señal de advertencia”.
Hay factores que contribuyen a la generación de la mente del asesino en serie, casi todos comparten una historia común de maltrato animal en su juventud.
Fácil acceso
No es tan difícil como podría creerse, encontrar sitios web que alberguen videos del animal crush.
Algunos se enmascaran en sitios web de pornografía donde los menores pueden acceder a estos materiales con el clic de un botón del mouse.
En 2010, el entonces presidente Obama promulgó la iniciativa del congresista Elton Gallegly para prohibir los videos de aplastamiento de animales en los Estados Unidos.
A través de esfuerzos de base la gente se unió para presionar al Senado con el fin de aprobar la Ley de Prohibición del animal crushing. Por otro lado, Trump convirtió el maltrato animal en un delito federal.
La Sociedad Protectora de Animales de los Estados Unidos recibe entre 12 y 20 nuevos casos de abuso por aplastamiento de animales cada año.
Los videos, que se comparten en Instagram, Facebook y la deep web, se filman en gran parte en países empobrecidos donde las mujeres jóvenes a menudo reciben grandes sumas de dinero para vestirse con lencería y pisar y matar animales pequeños, según Janette Reever, especialista en protección animal.
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Tras los culpables del animal crushing
Esta es una industria que opera fuera de la ley, a menudo en la web oscura y en todos los países y continentes.
En esos casos, puede ser casi imposible rastrear a los creadores de contenido.
Sin embargo, cuando se filma en lugares como Estados Unidos, Canadá o Europa, los detectives civiles de la web, a menudo defensores de los animales, se ponen en acción en un intento de recopilar cualquier información que pueda identificar al sospechoso.
Estos hombres y mujeres que escudriñan obsesivamente el contenido gráfico píxel a píxel, mirando los letreros de las calles, los semáforos, los escaparates o cualquier otra cosa que pueda servir como pista para el paradero del asesino.
Luego, discuten en chats cerrados en Discord, Reddit y grupos de redes sociales. Las grandes organizaciones como PETA dependen de iniciativas más pequeñas como el Animal Beta Project, que se encarga de investigar a los asesinos.
No todo el mundo que filma el abuso de animales en línea es un monstruo. Algunos se ven obligados a cometer actos de violencia atroces debido a la pobreza desesperada o la coacción física.
La pareja filipina Dorma y Vicente Ridon fueron condenados a cadena perpetua en 2014 por obligar a niñas, algunas de ellas víctimas de trata, a torturar y matar animales en imágenes vendidas en línea.
Mataron perros, apuñalaron a monos en el ojo con tacones de aguja y separaron serpientes. Una niña tenía solo 12 años.
Mientras que las personas en todo el mundo torturan a animales indefensos hasta la muerte, e incluso pueden filmarse a sí mismos haciéndolo, los videos del animal crush tienen una característica adicional e inquietante: todos han sido diseñados para provocar la satisfacción sexual de sus espectadores, dejando en evidencia que quien compra este material audiovisual, también tiene serios problemas.
