A medida que la tecnología evoluciona, los dispositivos continúan haciéndose más pequeños y compactos. Los electrónicos que antes estaban limitados al hogar, como teléfonos y computadoras, ahora pueden llevarse en nuestros bolsillos.
Para algunas personas, el concepto de tecnología portátil y conveniente se ha llevado un paso más allá con los implantes. ¡Al mejor estilo de Black Mirror!
En Suecia ya han implantado microchips en sus cuerpos. La firma Biohax International, fue fundada hace seis años por el ex perforador profesional Jowan Osterlund, y hoy domina este mercado.
«Tener diferentes tarjetas y tokens que verifiquen su identidad en un montón de sistemas diferentes simplemente no tiene sentido», dice Osterlund. Agrega además que los implantes de chips pueden ayudar a optimizar las tareas cotidianas a través de una conectividad mejorada.
La tendencia incluso se ha extendido en los Estados Unidos con Three Square Market, una compañía de soluciones de venta con sede en Wisconsin, implantado quirúrgicamente chips en más de 50 empleados voluntarios.
Este evento, organizado por la gerencia de la compañía, se enmarca en la visión a largo plazo de Three Square Market de un sistema de pago sin efectivo para sus máquinas expendedoras: refrigerios en el lugar de trabajo comprados con un simple movimiento de la muñeca.
Pero no toda la atención fue positiva. Después del evento, los comentarios en fanpage de la empresa instaron a los empleados a renunciar. La página de reseñas de Google de la compañía se inundaron de calificaciones de una estrella.
Y los grupos cristianos, convencidos de que los implantes cumplieron una profecía de fin de los días en la que las personas son marcadas con «la marca de la bestia«, acusaron a la compañía de ser el anticristo.
Usos
Los implantes de microchips representan la última evolución en tecnología. Los chips ofrecidos por Biohax International están diseñados para reducir el tiempo que les toma a los usuarios realizar rutinas diarias específicas.
Las personas con implantes pueden acceder a sus hogares, oficinas y gimnasios simplemente deslizando sus manos contra un lector digital.
También se pueden usar para almacenar contactos de emergencia, perfiles de redes sociales, llaves de casa e incluso boletos electrónicos para eventos y transporte público.
En 2017, la compañía estatal sueca de trenes de pasajeros, SJ, se convirtió en la primera compañía de viajes del mundo en permitir que las personas usen implantes de microchips en lugar de boletos de tren de papel.
Biohax también ha implicado que los usuarios pronto podrán usar los chips para los pagos en tiendas y restaurantes. Si bien el uso de implantes por conveniencia es ciertamente de vanguardia, quizás el mayor defensor de este tipo de tecnología es su potencial para revolucionar el monitoreo de la salud y el diagnóstico médico.
No es una obligación
A medida que los empleadores en los Estados Unidos implantan microchips en los trabajadores para rastrear la productividad, la Cámara de Michigan aprobó una ley que los hace voluntarios en el estado.
Ahora se prohíbe a los empleadores exigir a los trabajadores que acepten un implante de microchip.
«Con la forma en que la tecnología ha aumentado a lo largo de los años y a medida que continúa creciendo, es importante que los proveedores de empleo de Michigan equilibren los intereses de la empresa con las expectativas de privacidad de sus empleados», dijo la representante estatal Bronna Kahle del condado de Lenawee.
Indicó además que las compañías recurren “cada vez” más a microchips en miniatura del tamaño de un grano de arroz implantado en las manos de los empleados para rastrear la productividad y así puedan encontrar formas de aumentar la eficiencia.
En algunos lugares, los microchips RFID reemplazan a las tarjetas de tiempo, tarjetas de identificación y dispositivos de autorización de seguridad. Algunos pueden equiparse con tecnología de tarjeta de crédito para completar transacciones financieras.
Kahle dijo que los dispositivos aún no se usan ampliamente, pero cree que podrían convertirse en una práctica comercial estándar en Michigan en los próximos años.
«Si bien estos dispositivos en miniatura están en aumento, también lo hacen las llamadas de los trabajadores para proteger su privacidad», dijo Kahle.
Las empresas aún podrían implementar microchips implantados bajo su factura, pero la política tendría que ser voluntaria en lugar de obligatoria. Indiana aprobó este año una legislación similar.
Ética
Brian Green, director de ética tecnológica del Centro Markkula de Ética Aplicada de la Universidad de Santa Clara, ha expresado su preocupación al respecto.
Para Green, en un mundo donde los minoristas, las compañías de tarjetas de crédito y los empleadores requieren implantes obligatorios, el país puede convertirse en un «estado de vigilancia».
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Si la “pesadilla” se materializa, los detractores corren el riesgo de ser marginados y excluidas de las “comodidades modernas”. Green agrega que las personas siempre deben tener el derecho de optar por no recibir implantes sin temor a ser perseguidos.
Al igual que otros tipos de dispositivos electrónicos, también hay una creciente preocupación de que los implantes puedan ser vulnerables a la piratería.
Al usar una conexión WiFi, existe la posibilidad de que los piratas informáticos infecten chips con virus e incluso obtengan acceso a información confidencial almacenada.
Si bien el uso de esta tecnología es ciertamente de vanguardia, una pregunta persistente permanece: ¿es realmente necesaria esta tecnología?
Para Kayla Heffernan, investigadora de la Escuela de Ingeniería de Melbourne, los microchips no se usan ampliamente porque todavía no son lo suficientemente útiles. Y como no hay mercado, los dispositivos permanecen relativamente sin cambios.
