El mundo no estaba preparado para enfrentar al coronavirus. Esta premisa fue advertida por Bill Gates en una TED Talk en el año 2015. En esa charla recalcó que “Si algo mata a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, es probable que sea un virus altamente infeccioso en lugar de una guerra”.
Hasta ahora, se contabilizan más de 413 mil muertos por coronavirus a lo largo del planeta y la Organización Mundial de la Salud (OMS) insinúo que la situación está lejos de mejorar.
En una conferencia virtual desde Ginebra, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS puntualizó que “Aunque la situación en Europa está mejorando, a nivel mundial está empeorando”.
Uno de los continentes más afectados son América y Asia, de acuerdo a datos expuestos por la OMS. Aunque la pandemia ha causado estragos en muchos países, al mismo tiempo otras problemáticas se han intensificados como: el hambre.
En América Latina y en países como la India en los últimos días se han presentado protestas pidiendo ponerle fin a la cuarentena. ¿La razón? Los gobiernos no están proporcionando la ayuda necesaria para cubrir las necesidades básicas de la población durante el confinamiento.
Te puede interesar:
“Inseguridad alimentaria aguda”
El informe mundial sobre la crisis alimentaria presentado este año por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura llegó a la conclusión de que “alrededor de 135 millones de personas en 55 países experimentaron inseguridad alimentaria aguda en 2019”.
En el documento explican que el término “inseguridad alimentaria aguda” es “la incapacidad de una persona para consumir alimentos adecuados que ponen en peligro inmediato su vida”.
Según las medidas internacionales estas son aceptadas como “hambre extrema”, tomando en consideración la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases y el Cadre Harmonisé.
Debido a la crisis económica provocada por el COVID-19, el Programa Mundial de Alimentos ha alertado que esta cifra puede alcanzar 265 millones.
“Hoy, con la COVID-19, quiero destacar que no solo nos enfrentamos a una pandemia de salud, sino también a una catástrofe humanitaria global. Millones de civiles que viven en naciones heridas por los conflictos, incluyendo a muchas mujeres y niños, pueden estar a punto de morir de inanición, con el fantasma de la hambruna como una posibilidad muy real y peligrosa”, manifestó David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos ante el Consejo de Seguridad.
Protestas en la India
En los países más vulnerables, los inmigrantes tienen un mayor riesgo de sufrir las consecuencias ocasionadas por el coronavirus.
La India implementó uno de los bloqueos más estrictos del mundo y en Internet circularon imágenes de cómo miembros de seguridad del estado golpeaban a quienes violaban la cuarentena.
Sumado a esto, miles de migrantes que perdieron sus empleos se vieron en la necesidad de regresar a sus hogares caminando, debido a que el gobierno de Narendra Modi cerró las líneas de ferrocarriles y prohibió otros métodos de transporte.
Esta decisión ocasionó la muerte de muchos indocumentados e incrementó el hambre.
El activista Kannan Gopinathan, ex oficial del servicio administrativo indio, calificó lo ocurrido como “la mayor migración humana a pie después de la partición” en su Twitter.
“Por un lado, lo que ha hecho el gobierno es algo bueno: si esta enfermedad es tan grave como dicen, entonces un cierre parece ser la solución. Pero es el tipo de solución que se adapta a los ricos que pueden quedarse en casa. ¿A dónde van a ir los pobres?”, exclamó Mukesh, un migrante de 40 años, al diario The Print.
Te puede interesar:
Más adelante replicó que “Iremos a donde está la comida y el gobierno está haciendo lo poco que puede para suministrarnos. Pero si nos mudamos, la policía nos golpeará. ¿Es justo? Solo estamos tratando de sobrevivir”.
Todas estas situaciones derivaron que el 1 de junio, migrantes de 700 pueblos distintos comenzaran a protestar para exigir justicia para la fuerza laboral. Durante las manifestaciones, se aseguraron de mantener la distancia y usar mascarilla.
Se observaban pancartas que decían “¿Por qué mi hijo tiene que pasar hambre?” y “Detenga esta crueldad en contra los trabajadores migrantes”.
En América Latina
En las zonas rurales de Colombia las personas se han manifestado por medio de cacerolazos y en las ventanas han colocado trapos rojos con el objetivo de exigirle al gobierno medidas más contundentes para paliar los efectos del confinamiento.
Más de cinco millones de colombianos dependen de la economía informal, es decir, viven de un salario diario y con la cuarentena obligatoria que inició el 25 de marzo, significa que no pueden ejercer ninguna actividad.
“Parecemos las vacas flacas, ya no tenemos aliento ni para caminar. Nos estamos muriendo no de virus sino de hambre. No hemos visto nada de lo que nos prometieron, estamos aguantando hambre”, habló Sandra Patricia Hurtado con la Agencia EFE.
En Colombia hay miles de migrantes y refugiados venezolanos que también se han visto gravemente afectados por la cuarentena.
Gran parte de los venezolanos en Colombia dependen de la economía informal y por ello se han visto obligados a regresar a su país de origen, hasta el momento se contabilizan alrededor de 25.000.
Pero al llegar a “casa” el trato no ha sido distinto, muchos han denunciado que los organismos del Estado no le proporcionan comida suficiente, tampoco colchones y algunos han sido maltratados por miembros de las fuerzas de seguridad.
Venezuela cuarto país del mundo
En el informe de 2020, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en conjunto a El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia expusieron que Venezuela está en el cuarto país del mundo en donde las personas pasan hambre aguda.
Chile despidió el 2019 en medio de fuertes protestas pidiendo más igualdad económica y social. Ahora con la crisis del COVID-19 también están presentando problemas
Ahora, con el coronavirus en puerta los habitantes de las zonas más vulnerables decidieron salir a la calle, el 24 de mayo, para denunciar la falta de responsabilidad de gobierno al no cumplir con las ayudas que prometieron.
Entre las consignas de los chilenos se escuchaba “¡Tenemos hambre!”, “Necesitamos trabajar, necesitamos que llegue algo de ayuda”.
Santiago Piñera, presidente de Chile, prometió una ayuda equivalente a $317 dólares, pero los ciudadanos manifestaron que la ayuda aún no había llegado.
“La gente ya no da más, es el hambre o el coronavirus”, alertó Claudia Pizarro, alcaldesa de La Pintana, un barrio popular del Gran Santiago.Es un hecho que durante el confinamiento, las personas más afectadas son aquellas que no tienen los recursos suficientes y tienen una doble lucha: El coronavirus y el hambre.