Antes de la crisis de COVID-19 en Estados Unidos había más de 20 millones de empleos, sin embargo, según Gallup 50 % de las mujeres no se sienten cómoda en sus lugares de trabajo y están considerando otras opciones.
Otra estimación de catalyst.org indica que las mujeres tienen más probabilidades de perder sus empleos por la automatización y que 58 % de los trabajadores en ocupaciones de alto riesgo son mujeres.
Catalyst agrega que las latinas son más propensas a sufrir, una de cada tres trabaja en un campo que supone un “alto riesgo”.
De acuerdo al Centro de Investigaciones Pew para el 2019 había casi 60 millones de latinos en Estados Unidos. Dejar su origen, raíces e ir detrás de mejores oportunidades de trabajo es una de las premisas principales de los hispanos que llegan para cumplir “su sueño americano”.
Cuando Julia Rangel de 53 años llegó a Chicago ya conocía el movimiento, gracias a sus amigos supo dónde podría dirigirse para conseguir empleo.
Nunca pensó que su edad era una limitante, pero sí aterrizó en la “ciudad de los vientos” con mucha nostalgia. Julia tuvo una vida cómoda en Venezuela durante muchos años y la crisis económica de su país la obligó a buscar otras maneras de ganarse la vida.
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Trabajo en fábrica
En Chicago existen muchas fábricas y una gran parte de ellas contrata a latinos. Esa fue una de las primeras opciones de Rangel. Labora 10 horas al día en Weber, una empresa que se encarga de ensamblar parrilleras.
H: Julia, ¿puedes describirnos el trabajo que haces en la fábrica?
-J: Mi trabajo consiste en ensamblar el manifold que llevan las parrilleras de gas, colocar las válvulas, luego la manguera de gas, el regulador de gas y finalmente testear para verificar no tengan fuga de gas. Para realizar esto utilizo taladros para atornillar, llaves ajustables con un calibre específico y una computadora testeadora.
Rangel está rodeada de hombres. Confiesa que no le costó adaptarse a convivir con el género masculino y aunque el trabajo es duro ella hace todo el esfuerzo para hacerlo lo mejor posible.
H: Antes de conseguir trabajo en la fábrica, ¿sabías lo que tenías que hacer?
– Sí, algo me habían comentado al respecto, pero jamás será igual a vivir tu propia experiencia. En lo personal puedo decir que ha sido una experiencia totalmente nueva.
H: ¿Por qué crees importante que las mujeres estén capacitadas para cualquier tipo de empleo?
-J: Estoy muy de acuerdo con la igualdad de género. Me refiero a una igualdad en la que podamos demostrar que somos capaces de hacer muchos trabajos sin limitación.
-Las mujeres hemos demostrado que podemos ocupar cargos ejecutivos de mucho nivel, pilotear un avión, dirigir un país, reparar un auto, trabajar con herramientas y todas eran cosas que en su momento que era solo para hombres y es increíble que hoy pueda decir con certeza que las mujeres podemos ser quienes queramos.
Julia estudió Administración Recursos Materiales y Financieros y Publicidad mención Medios y Producción.
Comenta estar contenta con la oportunidad que le ofreció Chicago y aunque pretende regresar a Venezuela, cree que una parte de ella se quedará en esa ciudad que parece no dormir nunca.
Chicago y las oportunidades
Michelle Tursellino (24) visitó Chicago por primera vez hace un año. Llegó con la convicción de trabajar unos meses y luego regresar a Venezuela. Al volver se dio cuenta lo mucho que amaba esa ciudad y regresó para quedarse.
Tursellino agregó que para ella emigrar fue un choque cultural, por las diferentes culturas que cohabitan en Chicago. “Hay muchísimas personas de todas las nacionalidades, mexicanos, cubanos, centroamericanos, chinos, hindúes. Me tocó reaprender y acostumbrarme a leyes diferentes y al idioma. Cuando se viene de turismo se ve todo diferente”.
En su primer viaje trabajó en una fábrica de comida, ahora también labora en la misma empresa en la que está Julia Rangel, es decir, Weber. Ambas están en diferentes líneas de producción.
H: Michelle, ¿En algún momento pensaste que sería difícil conseguir empleo?
-M: Este es un país que no es fácil, porque se vive del trabajo imparable. De que se consigue empleo, se consigue… Claro, pero para quienes empiezan de cero, sin documentos, sin conocer el inglés, las opciones son siempre las mismas (por lo menos en este estado) Fabricas, restaurantes, construcción, jardinería y limpieza. Principalmente fábricas.
Cuando le preguntan sobre lo que hace en su trabajo, su respuesta es casi la misma: “Cuando me preguntan qué hago y digo que parrilleras o grillas para asar carne me dicen: «¿Qué?». Y la verdad es que sí, eso hacemos”.
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“Hay una línea de producción donde cada persona tiene un área diferente. Nos separan por grupos y cada grupo se encarga de ensamblar una parte diferente del equipo. Yo estoy en el área de ensamble de las ollas, allí puedo estar atornillando o conectando cables”, afirma.
H: ¿Algún momento te has sentido discriminada u ofendida dentro de tu trabajo por el hecho de ser mujer?
-M: Me he sentido mejor trabajando con hombres que con mujeres. En ningún momento me he sentido ofendida o discriminada por los hombres en mi trabajo.
H: ¿Qué les dirías a las mujeres que temen en involucrarse en áreas que en algún momento solo estaban destinadas para los “hombres”?
-M: Que no tengan miedo de involucrarse en ese espacio, nosotras las mujeres estamos capacitadas para realizar cualquier trabajo y que podemos con eso y les aseguro que muy bien.
Para las dos trabajar en un área poco tradicional ha sido un reto, pero también una experiencia gratificante. A diario se retan para hacerlo mejor y demostrar que las mujeres latinas tienen mucho que aportar.