Frida Kahlo, o Friducha como la llaman sus adeptos, fue una pintora mexicana que ha sido capaz de trascender en el tiempo.
Su vida estuvo marcada de infortunios y los plasmó en su arte. En una oportunidad dijo que se pintaba a sí misma porque era la persona que más conocía.
Para muchos sus vivencias y actitud frente a la vida la convierten en un símbolo feminista. Hay diversas cosas que caracterizan a Frida: su manera de expresarse, sus cartas, su amor al tequila, sus amores liberales y sus ideales comunistas.
Como cuenta la biografía de Frida, escrita por Hilda Trujillo, en todo momento intentó destacar las tradiciones mexicanas y eso lo reflejó no solo en sus pinturas, sino también en su vestimenta y decoración de su casa.
Vivió lejos de México en varias oportunidades, pero en ella siempre permanecía la añoranza de volver a sus raíces a su tierra y con su gente. A donde iba, siempre decía ser “orgullosa mexicana”.
Una Frida luchona
A los seis años fue diagnosticada con poliomielitis y esto derivó que su pierna derecha no se desarrollara por completo. Este hecho le costó algunas burlas en la primaria.
En el escrito de Guillermo Ochoa Sandy asegura que fuentes cercanas a Frida dijeron que, desde sus primeros años, se mostró rebelde y “luchona” una palabra usada en México para definir a las mujeres valientes.
A los 18 años tuvo un accidente que marcaría toda su existencia y sus problemas físicos, emocionales y psicológicos.
Ocurrió el 17 de septiembre de 1925. Frida Kahlo viajaba con su novio de aquella época, Alejandro Gómez Arias, y un tranvía chocó con el autobús y lo destruyó por completo.
Un pasamano de metal atravesó a la pintora por la cadera y le fracturó el hueso pélvico, luego salió por su vagina.
Esto también le ocasionó tres fracturas en la columna vertebral, en la clavícula, en dos costillas y además, una descoyunta en el hombro derecho.
Después de este incidente vivió múltiples operaciones y tuvo que usar diferentes tipos de corsés para poder corregir su postura.
And of course, durante todo este proceso la pintura jugó un papel importante. Su padre Guillermo Kahlo la impulsó a pintar para que pudiera distraerse mientras se recuperaba en cama.
¿Y cómo conoce a Diego Rivera? Su interés en el arte hizo que comenzara a codearse de personajes influyentes en la cultura mexicana y Diego era uno de ellos. Cuando se conocen ya él era un famoso muralista.
¿Una Frida feminista?
Diego y Frida se casan, por primera vez, en 1929. Él tenía 43 años y ella 22. La relación que desde el inicio fue difícil.
El artista tenía la fama de ser un “Don Juan” y ella en más de una ocasión le descubrió diferentes infidelidades.
En 1938, la pintora decide separarse cuando descubrió que la engañó con su hermana menor, Cristina Kahlo. Al año siguiente, se volvió a casar con él.
Y si ella estaba consciente y profesaba ser una mujer fuerte, independiente y decidida ¿por qué nunca lo dejó? Él simplemente regresaba pidiendo perdón y ella lo volvía aceptar sin más.
En sus cartas, evidencia su apego a Diego y sus inmensas ganas de no dejarlo. Hasta llega a cuestionarse por qué se fijó en otras mujeres y que ella no le dio para retenerlo.
Cartas
Así lo refleja en un extracto de una carta que le envió en 1953. Días antes de morir.
“No me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque sí te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste el cuerno… No sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres… ¿Cómo cayeron en tus enredos? Tú piensas que me encabroné por lo de Cristina, pero hoy he de confesarte que no fue por ella, fue por ti y por mí, primero por mí porque nunca he podido entender ¿qué buscabas? ¿qué buscas?, ¿qué te dan? ¿y qué te dieron ellas que yo no te di?”.
Más adelante, la pintora enfatiza, “porque no nos hagamos pendejos Diego, yo todo lo humanamente posible te lo di y lo sabemos, ahora bien, “¿cómo carajos le haces para conquistar a tanta mujer si estás tan feo hijo de la chingada?”.
En el extracto de otra carta, enviada años antes, sin fecha, asegura que “siempre lo esperará”:
“Amor aún te digo si quieres regresa, que siempre te estaré esperando. Tu ausencia me mata, haces de tu recuerdo una virtud. Tú eres el Dios inexistente cada que tu imagen se me revela. Le pregunto a mi corazón por qué tú y no algún otro. Suyo del alma mía”.
Libro
La escritora de origen francés, Elena Poniatowska en su libro Querido Diego, te abraza Quiela, muestra a la figura de un hombre abusivo y con actitudes de un verdadero monstruo.
Es una recopilación de cartas reconstruidas de la primera esposa del muralista, Angelina Beloff y con quien tuvo un hijo, el cual luego murió.
En las últimas frases se lee como Diego la hacía sentir miserable. En una de sus cartas Quiela, como le gustaba llamarla Rivera, narra que cuando le dijo que estaba embarazada, él la amenazó con lanzarla de un séptimo piso.
Y le reclamaba: “¿Cómo vamos a traer un humano a un mundo tan inhumano?” “¿Cómo puedo yo y mi pintura cambiaremos al mundo antes de que él llegue?”.
Poniatowska expresó en una oportunidad que Frida nunca supo decir “basta” y se acostumbró a vivir una relación llena de discusiones, problemas e irrespeto.
Y Frida, quien murió el 13 de julio de 1954, es la muestra que el amor puede herir más de una vez y que hay mujeres son capaces de dejarlo todo por estar al lado de ese hombre que dice amarlas con locura.
El amor de Friducha por Diego quedó inmortalizado no solo en sus cartas, en la Casa Azul sino también en sus pinturas.
En cuadros como: Frieda y Diego Rivera (1931) y (El abrazo de amor de El universo, la tierra (México), Yo, Diego y el señor Xólotl (1949).
Después de su muerte, el muralista se casó de nuevo.