Para nadie es un secreto que la población latina es una de las más grandes de Estados Unidos. Por lo tanto, han llegado a este país en búsqueda de una mejor vida. O como se le conoce popularmente, el “sueño americano”.
Una entrevista al filósofo Daniel Markovits, publicada en la BBC, indica que se trata de una farsa.
«Los meritocratas de hoy en día todavía afirman avanzar a través del talento y el esfuerzo, utilizando medios abiertos a cualquiera», indicó el también economista en un artículo.
Algo en que los hispanos creen. Esto de acuerdo a un estudio del Pew Research Center, publicado en 2018. Sin embargo, muchos ven difícil alcanzar el sueño americano.
Markovits es autor del libro la Trampa de la meritocracia (2019). A juicio del autor, en distintas sociedades occidentales se está gestando una nueva forma de aristocracia. Evidentemente la estadounidense entra al juego.
Una de las principales ventajas de ese estrato, se nota en el campo educativo. El filósofo indicó que prestigiosas universidades como Yale, Harvard o Princeton mantienen un sesgo selectivo de estudiantes.
«La meritocracia ahora excluye a todos fuera de una élite estrecha.(…) Las preferencias heredadas, el nepotismo y el fraude absoluto continúan dando ventajas corruptas a los solicitantes ricos».
Según sus datos, en promedio, los niños cuyos padres ganan más de US $ 200 mil al año obtienen aproximadamente 250 puntos más en el SAT que los hijos de quienes ganan entre US $ 40 mil y US $ 60,000.
«Solo uno de cada 200 niños del tercio más pobre de los hogares logra puntajes SAT en la mediana de Yale. Mientras tanto, los principales bancos y bufetes de abogados, junto con otros empleadores bien remunerados, reclutan casi exclusivamente a profesionales egresados de algunas universidades de élite».
Los hispanos trabajan duro por el sueño americano
En el caso de quienes no obtienen una licenciatura les queda el trabajo duro. El 77% de los hispanos encuestados por el Pew Research Center dijeron que trabajan duro.
Para la población latina, partes similares esperaban que su nivel de vida fuera mejor a comparación al de sus padres (75%).
En contraste, entre el público de EE. UU., Solo el 56% esperaba estar, y el 46% esperaba que sus hijos tuvieran un mejor nivel de vida que ellos.
Muchos piensan que el sueño americano es difícil de alcanzar. Solo alrededor de la mitad (51%) dijo que lo había logrado hasta ahora, y aproximadamente para tres cuartos (74%) es difícil para personas como ellos.
Si bien no hay una definición oficial del sueño americano, las encuestas de opinión pública en los últimos años muestran que involucra trabajo, seguridad financiera, éxito profesional y confianza en que cada nueva generación estará mejor que la anterior.
Los estadounidenses también ven los hitos de la vida como parte del logro del sueño: graduarse de la universidad, ser dueño de una casa, criar una familia y darles a sus hijos una vida mejor que la suya.
Objetivos de vida
Los objetivos de la vida de los latinos se superponen con algunos de estos ingredientes. Los dos objetivos son ser un buen padre y tener los recursos para mantener a su familia.
Ser propietario de una casa, a menudo visto como una parte clave del sueño americano, fue citado por el 33% de los hispanos como un objetivo vital extremadamente importante para ellos.
Otros incluyen mantener un matrimonio, tener éxito en una carrera o profesión bien remunerada.
Entre los que dicen haber cumplido con sus metas, aproximadamente la misma proporción atribuyó su logro a la propiedad de la vivienda o la estabilidad financiera.
Un 22% dijo que vivir en los Estados Unidos ha sido la razón de que sus sueños se hayan hecho realidad. Los inmigrantes de origen hispanoamericano a menudo mencionaron esta última razón.
Sin embargo un 74% dijo que les resulta preocupante el hecho de mantener a su familia y el 60% dijo que las finanzas les resultan un dolor de cabeza.
Los ricos también son afectados
Precisamente esa es una de las críticas de Markovits, quien manifestó que las probabilidades de superar a la generación pasada, en cuanto a crecimiento económico, están disminuyendo.
«La meritocracia enmarca esta exclusión como una falla en la medición, agregando un insulto moral al daño económico».
«Estamos acostumbrados a pensar que reducir la desigualdad requiere cargar a los ricos. Pero debido a que la desigualdad meritocrática no sirve realmente a nadie, escapar de la trampa de la meritocracia beneficiaría a prácticamente todos».
De acuerdo a estas palabras, la competencia es una farsa porque al parecer quienes participan en el juego, lo hacen en el marco de unas reglas que solo «los ricos pueden ganar».
Es decir, este fenómeno socio económico también afecta a la clase alta. Para Markovits, el sistema atrapa a los «ganadores» con la misma certeza que excluye al resto, pues para llegar a la cima deben trabajar con una intensidad aplastante, explotan despiadadamente su costosa educación para obtener un retorno.
«Nadie debería llorar por los ricos. Pero los daños que la meritocracia les impone son reales e importantes. El diagnóstico de cómo perjudica a las élites enciende la esperanza de una cura».
Estados Unidos no es un país perfecto. A pesar de todo habitan grandes poblaciones de migrantes. ¿Es producto de una ilusión como la del sueño americano? En palabras del mismo presidente Trump, se debe a que en los demás países también hay problemas.