Al parecer no se trata de dónde proviene el latino sino de su color de piel. Estados Unidos es un país multicultural, pero a pesar de todo, un grupo racial es privilegiado y los hispanos de piel oscura son más vulnerables al rechazo.
Un estudio de Pew Research Center, publicado este año, determina que los hispanoamericanos morenos son más vulnerables a la discriminación a comparación con los blancos. Alrededor de seis de cada diez adultos, que representan un 58%, han sido tratados injustamente debido a su raza u origen étnico.
La investigadora, Ana González Barrera, indicó a través de una encuesta que de dos tercios de los ciudadanos de piel morena, representados por un 64%, han sido tratados regularmente o de vez en cuando.
Cabe destacar que las diferencias en las experiencias se mantienen incluso después de controlar características como el género, la edad, la educación y si nacieron en los EE. UU. o en el extranjero.
El 55% de las personas afirmó ser tratado como poco inteligentes mientras que los latinos blancos llegaron a un 36%. Un 55% de las víctimas manifestó haber sido objeto de burlas o chistes. Los de piel clara alcanzaron un 34%.
Por otro lado, los afroamericanos e hispanos son propensos a ser detenidos de manera arbitraria por la policía. Los primeros son más vulnerables a padecer de situaciones como estas pero los segundos, morenos, también.
Sin embargo, los hispanoamericanos blancos también han experimentado casos similares. Una cuarta parte indicó que las personas han actuado como si sospecharan de ellos, aproximadamente un tercio fueron objeto de insultos o bromas, y aproximadamente dos de cada diez, el 19%, afirmó ser maltratado cuando se trata de contratación o sueldos.
La encuesta también preguntó qué raza les atribuiría la gente si pasaran junto a ellos en la calle. Aproximadamente siete de cada diez, siendo el 70%, manifestaron ser vistos como hispanos o latinos, mientras dos de cada diez (19%), dijeron ser blancos y menos del 5% mencionaron otros grupos raciales.
Cortesía de Pew Research Center.
El tema ha sido discutido a través de diferentes medios como el cine, la televisión y el internet. La actriz y ganadora de un premio Oscar por su participación en 12 años de esclavitud, Lupita Nyong’o, se ha expresado al respecto.
«Crecí sintiéndome incómoda con mi color de piel, porque sentía que el mundo a mi alrededor tenía una piel más clara», le dijo a BBC Mundo.
Ella, de origen mexicano y keniano, experimentó rechazo en Kenia, cuya sociedad es dominada por la raza negra. Sin embargo los habitantes obedecen los estándares de belleza eurocéntricos, indicó.
Colorismo
A esto se le llama colorismo, un subproducto del racismo que el historiador francés Pap Ndiaye calificó de «chirriante». Se entiende como la afiliación hacia un color de piel dentro de un grupo racial.
El término es acuñado por la escritora afroestadounidense Alice Walker en 1982 para darle nombre al funcionamiento de una sociedad discriminatoria donde la gente se ve forzada a camuflarse para no padecer de la exclusión.
Un ejemplo es el alisado capilar. Con esta técnica cosmética se busca una semejanza con la «clase dominante» pero durante la década del 60, el afro se volvió popular cuando la comunidad afroamericana estaba dando el primer paso: enorgullecerse de sus raíces.
En otras palabras, se volvió una expresión política y estética, y esto rápidamente transformó la cultura pop de aquel momento. El guitarrista Jimmy Hendrix, por ejemplo, es uno de los artistas más influyentes en la historia, y él lució su peinado sin pudor, ni miedo. Al igual que la activista política Angela Davis, la banda The Jackson Five, The Supremes, entre otras.
En el caso de los latinos, el colorismo no se mide por el tipo de cabello. Un artículo de Los Angeles Times lo interpreta de la siguiente manera:
«(…) ha contribuido a una capa adicional de angustia en la era de Trump, ya que la retórica en torno a la inmigración llama la atención sobre aquellos a quienes algunas personas, con aparentemente más audacia que antes, califican como no pertenecientes a este país (Estados Unidos)».
Colorismo en Latinoamérica
El estudio Etnicidad y Raza en América Latina elaborado por la Universidad de Princeton, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Conacyt, entre otras instituciones, reveló que el colorismo también es un fenómeno arraigado en países como México, Perú, Brasil y Colombia.
En la primera nación mencionada, los universitarios de tez clara alcanzan un 11% más de probabilidades de obtener empleos mejor remunerados cuando los de piel oscura solo llegan a un 4%.
Otro dato encontrado en el país vecino de Estados Unidos, es que las actividades llevadas a cabo por campesinos y trabajadores domésticos son realizados por personas morenas (49%), las blancas llegaron al 24%.
El caso de Brasil es diferente. Pues la proporción es de 24% versus el 13%, en Colombia es de 35% y 29% y Perú es de 12% y 7%.
En cuanto al colorismo, el 55% de los encuestados mexicanos afirmó ser testigo de rechazo o burla. Los peruanos superaron la cifra con un 70% en Perú pero los colombianos lideran el top con un 74% y los brasileños representaron un 42%.
A pesar de que Brasil no lidere las posiciones, su historia indica lo contrario. En 1910 se desarrolló una doctrina que buscaba disminuir el mestizaje entre negros, indígenas y negros porque representaba un desorden y una falta de identidad. Por eso se decidió recibir inmigrantes europeos para «blanquear» el país.
Según los investigadores, estos números son la muestra de una tendencia a excluir grupos vulnerables a pesar de ser naciones multiculturales producto del proceso de mestizaje a raíz de la conquista.