Estar en contra de la cultura dominante parece ser unos de los preceptos del rock. Y cuando se trata de gobiernos como el venezolano, el género no solo se reinventa, también se reniega a morir en un país donde la muerte es más habitual de lo normal.
El mundo lo sabe. Venezuela atraviesa una crisis económica que se recrudece. Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), más de cuatro millones de personas han huido debido a la hiperinflación que, de acuerdo a la Asamblea Nacional, ha alcanzado este año aproximadamente un 2,674%.
Este escenario no es el mismo al de Inglaterra y Estados Unidos a inicios de la década del setenta, cuando un sector de la sociedad fue afectado por la decisión de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP), de no mantener relaciones con aquellos países aliados de Israel durante la guerra de Yom Kipur en 1973, causando una desestabilización económica.
¿Cuál es el común denominador? El punk, subgénero del rock, emergió como respuesta contestataria ante un sistema desigual. Aunque a simple vista se puede creer que ha muerto, sucede todo lo contrario.
El programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) y Redes Ayuda, son dos organizaciones no gubernamentales (ONG) que han trabajado en propuestas vinculadas con la contracultura.
Dos ejemplos son el libro Educación anterior: una historia incompleta del punk venezolano y el disco Ministro: ¿Cuál es su trabajo? Un extraño tributo al punk venezolano, materiales que recopilan el antes y después de un movimiento musical y social.
Ambos fueron lanzados oficialmente en la edición del Festival Nuevas Bandas, evento rockero de tradición, en octubre de este año.
La estrategia de estas organizaciones es abordar la emergencia humanitaria a través de la recolección de fármacos a cambio de las obras, algo que han alcanzado por medio de otros proyectos en ciudades como Caracas, Barquisimeto, Mérida y Maracaibo.
Entrevistamos a Rafael Uzcátegui, sociólogo y coordinador de Provea para saber más al respecto.
Estamos hablando productos culturales que buscan trascender la barrera entre el entretenimiento y lo social mediante el intercambio de medicinas. ¿Cuál ha sido el papel del punk en un país donde gobierna el chavismo, movimiento político cuyo discurso repite palabras como revolución, igualdad y liberación?
El punk ha sido el género del rock que más ha protestado en Venezuela. Las canciones han sido los vehículos para denunciar y visibilizar situaciones injustas desde sus inicios a comienzos de los 80 hasta el día de hoy. A partir de 2014 muchas agrupaciones han compuesto letras para denunciar la situación que viven los venezolanos. También han sido parte de la banda sonora de las protestas de 2017. Ahora pone su arte al servicio del rescate de la democracia. Son parte de un movimiento cultura que visibiliza la necesidad de cambio.
No es la primera vez que Provea lanza propuestas de este tipo. Ya hemos visto «Rock contra la dictadura». Por ahí leí además que el libro forma parte de una trilogía. ¿Tienen el mismo fin? Es decir, ¿recolectar medicinas?
Estos han sido dos proyectos (Rock contra la dictadura y Música por medicinas), que han mantenido la conversación pública sobre la escasez de medicamentos para que la gente no la normalice. Además recompensa de alguna manera la solidaridad de los venezolanos quienes ya tenían mecanismos informales para distribuirlas y donarlas.
El libro es un tercer nivel, luego de ayudar a producir a bandas venezolanas, ahora comenzamos con esta trilogía vinculados con la historia de la música en Venezuela para recordar el país que fuimos, para recuperar nuestras mejores tradiciones culturales y proyectar la Venezuela inclusiva y sin discriminación.
Los otros títulos de esta serie son la historia del reggae que está siendo escrita por el sociólogo Diego Larrique y el tercero es la historia del rock venezolano a través de canciones de protesta, escrito por el periodista Gregorio Montiel Cupello. Los libros estarán disponibles por medicamentos por sus versiones en físico pero para quienes están fuera de Venezuela vamos a tener páginas web especiales donde la gente pueda descargar todo el material digital.
¿Cuántas medicinas ha recolectado Provea? ¿Cuál es el proceso de recepción y envío?
En cada uno de los eventos nos aliamos con una organización de atención humanitaria, es decir son ONG que ya tienen sus mecanismos de donación de medicinas. Entonces en este caso, tanto Provea como Redes ayuda somos intermediarios en el sentido que hacemos las jornadas, recibimos la medicinas y ellos están presentes en el evento también para verificar que la medicina esté vigente. Luego esas ONG las distribuyen de manera gratuita a través de los canales que ya han establecido.
En el caso de Caracas nuestro principal aliado es Acción Solidaria, que ya tiene un banco de medicinas desde hace algunos años y un programa de atención humanitaria, tienen también un mecanismo de distribución no solo en Caracas sino hacen envíos a otras partes del país. Ellos han venido recibiendo donaciones del exterior.
En Barquisimeto nuestros aliados son la Red de derechos humanos del estado Lara, en Zulia la Comisión de derechos humanos del Zulia, Code y en Mérida nuestro principal aliado es Promedheum.
Hasta ahora hemos hecho 13 jornadas de Música por medicinas donde hemos recolectado 18 mil medicamentos.
¿Qué expresiones contraculturales irrumpen en el país? ¿Cuál es su impacto? ¿La población está consciente de la contracultura?
Las circunstancias son diferentes de una situación normal. La contracultura siempre es un fenómeno que está en contra de una cultura dominante pero creo que ahora el esfuerzo es intentar volver a esa normalidad donde la contracultura tiene su pleno sentido y ahora la contradicción fundamental es democracia-dictadura.
Es por eso que el punk se ha aliado con la Fundación Nuevas Bandas, que se puede decir que es una institución de la cultura oficial pero estamos haciendo un esfuerzo para dar respuesta ante este contexto de autoritarismo. Este es el momento de todas las alianzas y sumas posibles.
Lo positivo es que se han generado expresiones de cultura alternativa como expresiones de protesta pacífica y músicos de otros géneros que ponen su arte a favor del esfuerzo por el regreso de la democracia.
¿Crees adecuado que la autogestión surja como alternativa ante la crisis? Citando a Carlos Cruz Diez: «En Venezuela hay que inventarlo todo» ¿Crees que el disco y el libro sean una muestra de ello?
Sí. En su mejor posibilidad ojalá que este sea como un despertador para gente que tiene todas las posibilidades de hacer cosas y todavía no ha dado el paso. Hay que hacerlo con las herramientas que se tienen al alcance. Por su puesto es un recordatorio de todo lo que pueden hacer las personas con pocos medios y de manera independiente y autogestionada.
En un caso hipotético de que el chavismo ya no se encontrara en el poder. ¿Se convertiría en contracultura?
No. Creo que el chavismo ya forma parte de la cultura dominante. Todos esos íconos que el chavismo institucionalizó (rebelión y revolución) ahora han sido vaciados de contenidos para la gente que ha sido víctima de esa nueva hegemonía cultural. Por supuesto sus significados son de opresión y dominación.
Así que lo importante es la necesidad de continuar y pensar en nuevos códigos y nuevos símbolos, lenguajes para continuar expresando las aspiraciones del ser humano de tener una vida digna y en libertad. El chavismo ya no tiene posibilidades de convertirse en una promesa de un mejor futuro para los venezolanos o ícono de rebeldía porque lo que ha hecho es implantar un modelo de dominación.
¿Alguna anécdota que puedas contar acerca de la detención de la persona vinculada con el proyecto? ¿Por qué crees que el Sebin la consideró como material subversivo? ¿Crees que ocurra lo mismo con el libro? ¿El chavismo le teme a algo?
El chavismo le teme a que la gente piense por sí misma, disienta. La fotografía (portada del disco) es de Nelson Garrido, una interpretación de la canción Miraflores, de Sentimiento Muerto. Los funcionarios la vieron, y la calificaron de subversiva. Trasladaron al trabajador de la imprenta que traía los materiales para Provea. Lo curioso es que el trabajador no sabia lo que era la música punk.
Lo único que sabía era un material de su sitio de trabajo que tenía que ser entregado al cliente. Hubo un final feliz en el sentido de que tuvo su libertad plena. Si pasó una noche en el Sebin (El Helicoide).
El gobierno lo que hizo con esa situación tan torpe fue darle promoción a un evento que no lo hubiera tenido tanto si no hubiera ocurrido esa historia. Estábamos muy preocupados porque éramos los responsables del contenido. Sabemos que aquí los castigos ejemplares son irracionales. Tenemos personas que han pasado ocho meses de cárcel por mandar un tweet.
Al final, ¿cuál es el trabajo del ministro? ¿Cómo resumirías la historia incompleta del punk venezolano?
Nosotros lo llamamos historia incompleta porque quedaron muchas cosas por fuera no solo porque no teníamos la capacidad documental de registrar sino también porque fue una lección que los investigadores decidieron dejar por fuera o nombrar de manera muy superficial a una banda que se llama Seguridad Nacional que es importante en la historia de la música punk pero ahora está ligada a la dictadura. El castigo simbólico fue no darle ningún tipo de descripción sin mayor profundidad.
En cuanto al trabajo del Ministro, lamentablemente la cultura política venezolana ha sido criada bajo la renta petrolera en donde el enriquecimiento fácil ha sido una característica. La canción (Miraflores de Sentimiento Muerto), que tiene 30 años, es vigente.