Íconos de la cultura de pop se han suicidado. Sus muertes suelen ser recordadas desde un punto de vista artístico. Y es que a pesar del dinero y talento los famosos acaban con su vida mientras la gente común, especialmente los jóvenes, se sienten atraídos hacia la idea de hacerlo.
La diseñadora Kate Spade, el chef Anthony Bourdain, los músicos Chester Bennington y Chris Cornell son tan solo unos de los recientes casos. A lo largo de la historia, diferentes figuras se han unido a la lista. Marilyn Monroe, Ian Curtis, Robin Williams, Ernest Hemingway, Virginia Woolf, Jonathan Brandis, Kurt Cobain, entre otros.
La depresión severa ha sido una de las causas más recurrentes. De acuerdo a una entrevista que la revista People le hizo a la trabajadora social y terapeuta, Heather Senior Monroe, la cobertura de los medios de comunicación podrían glorificar la acción.
El Centro de la prevención y control de enfermedades (CDC en inglés), publicó su más reciente informe del tema, titulado Suicide Mortality in the United States, 1999–2017. En el trabajo se lee que las tasas subieron un 33%.
En 2016 fue la segunda principal causa de muerte en personas de 10 a 34 años. También la cuarta en edades de 35 a 54.
En 2017 las mujeres de 45 a 64 años alcanzaron un 9,7 por cada 100 mil habitantes. En 1999 el resultado fue de 6.0.
En cuanto a los hombres de 10 a 74 años llegaron a un 42.4 hace dos décadas pero los números disminuyeron a 39.7.
Monroe indicó que los comportamientos suicidas han aumentado entre la comunidad latina durante la última década. Según la encuesta de riesgos juveniles de 2015 el 8,6% de la juventud han intentado atentar contra su bienestar físico. Por otro lado, las adolescentes hispanas cuentan con el índice más alto de intento con un 11,3% en comparación con estudiantes de raza blanca, quienes representaron el 6.8%.
Propuestas
De acuerdo al programa Healthy People, del Departamento de Salud y Servicios Humanos, el objetivo es reducir el suicidio a un 10.2. Para lograrlo, se han llevado a cabo una serie de intervenciones de acuerdo a los rangos de edad.
Por ejemplo en 2017 se llevó a cabo la musicoterapia como propuesta para reducir los síntomas de depresión y ansiedad porque “ayuda» a mejorar la capacidad de relacionarse de manera óptima en trabajos, actividades y relaciones personales.
De acuerdo al sitio web de la organización, aún no se sabe si el método es más efectivo que la terapia tradicional. Para determinarlo se deben describir «minuciosamente» las intervenciones de los músico terapeutas.
En 2014 las escuelas primarias y universidades fueron los escenarios donde se realizaron programas de prevención a través de charlas, atención psicológica, políticas institucionales y entrenamiento del personal en el territorio nacional.
Por otro lado, la National Suicide Prevention Lifeline también ofrece ayuda para quienes atraviesen momentos difíciles. Se trata de un servicio gratuito las 24 horas al día cargo de especialistas en prevención.
Si se marca al 1-888-628-9454 la llamada será dirigida a uno de los 150 centros de la red. No importa el idioma, pues si la persona habla español, también hay personal capacitado. Tanto jóvenes, veteranos de guerra, comunidad LGBTQ, nativos americanos, como sobrevivientes de desastres naturales y de intentos de suicidio pueden encontrar una solución.
Suicidio «cometido»
Otro aspecto relacionado al suicidio es la percepción por parte de la opinión pública. Dictionary define el término como la toma intencional de la propia vida. El origen radica del latín suicidium. «Sui» significa «de uno mismo» y «cidium»es el acto de matar.
Un artículo de su sitio web critica a medios de comunicación y a personas en general debido al tratamiento del tema. Pues a juicio del autor, la mayoría afirma que se trata una manifestación cometida de forma deliberada.
«El problema es que cuando usamos la palabra cometer para describir el suicidio, implica que se tomó una decisión de la misma manera que uno podría optar por cometer un delito o un pecado».
Quienes mueren por este motivo atraviesan enfermedades mentales o son víctimas de episodios traumáticos como abuso sexual, problemas legales, pérdidas amorosas, rechazo, persecución y otras causas.
La editora de Huffpost, Lindsay Holmes, también escribió al respecto. «Nos hace pensar que es algo moralmente malo e ilegal», le dijo el profesor del Departamento de psiquiatría de la Universidad de Michigan y especialista en estrés post traumático y desórdenes de ansiedad, Jacek Debiec.
El problema con elegir palabras inadecuadas es que refleja un problema de ignorancia y desatención de las enfermedades mentales en general. Pues el lenguaje refleja un sistema de valores, advirtió Debiec.
Una guía para los medios
La frase «cometer suicidio» ignora el hecho de que se trata de una consecuencia. Holmes indicó que no se comete un ataque al corazón. Por lo tanto, es lo mismo cuando se trata de una condición psicológica.
De hecho la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una serie de guías para diferentes áreas con fines preventivos. En el caso de medios de comunicación se enfatizó que no se muestren fotografías, no se describa cómo sucedió el hecho, ni se comente dónde fue.
Alexandra Fleischmann, del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, indicó que la información periodística puede mejorar o dificultar los esfuerzos. Es importante erradicar el tabú pero de manera responsable.
El primer acontecimiento que relaciona ambos tópicos data del siglo XVIII, cuando se publicó la novela Las penas del joven Werther , escrita por Johann Wolfgang von Goethe, (1774). El protagonista de la obra se disparó luego de una situación amorosa. Poco después de que el libro saliera a la venta, se registraron casos de varones con el mismo destino del personaje.
A partir de esta historia el sociólogo estadounidense David Phillips utilizó el término “efecto Werther” para describir el aumento de la conducta suicida a raíz de una publicación del New York Times.
Cada año mueren 800 mil personas alrededor del mundo. La comunidad científica aún no encuentra una respuesta verificada que explique los motivos de los incrementos en una época específica.
Algunos factores como el clima, polución, bipolaridad, ansiedad, consumo de sustancias tóxicas, figuran. «Uno de los muchos factores que pueden llevar a una persona vulnerable al suicidio es la publicidad sobre este tema en los medios de comunicación», manifestó la OMS en su guía.