Venezuela atraviesa una crisis económica y política. Algo nada nuevo para la población que se debate en una desigualdad social notoria. Mientras unos sobreviven el día a día, otros cuentan con capacidad de compra y algo más.
El economista Luis Vicente León dijo a Hypertexto que los millonarios oscilan entre un 2% y 3%. En la clase alta se encuentran personas con inversiones en el exterior, viajan en aviones privados y cuentan con propiedades en el extranjero.
Un ejemplo, según The New York Times, es el de venezolanos en Madrid quienes aproximadamente son dueños de 7 mil departamentos de lujo. Estos datos indican el contraste en un país donde la retórica política se centra en la igualdad de condiciones y oportunidades.
La socióloga e investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), María Gabriela Ponce, dijo en una entrevista con Román Lozinski que el 45% de los hogares en Caracas son ostentados por la pobreza extrema mientras el 75% representa a la del resto del país. Por otro lado, se calcula que los estratos A Y B arrojan un 15%, manifestó Vicente León. «Eso tampoco quiere decir que sean ricos».
A su juicio, la crisis afecta a pesar de la realidad de segmentos privilegiados, caracterizada por la recreación en restaurantes, playas, discotecas, cines, entre otros lugares que la mayoría no puede disfrutar.
«Al final de cuentas, sobreviven con recursos y ahorros. Tienen una vida cómoda pero otra cosa es que esa vida sea equivalente a la que tuvieron en el pasado». En décadas previas a la llegada del chavismo al poder, alcanzaron entre el 25% y 30% según Vicente León.
Durante la segunda mitad del siglo XX, empresarios, emprendedores, comerciales, industriales, constructores y otros tipos de perfiles, conformaban ambos sectores sociales. «La profesión de la actividad generaba los recursos. Hoy, la riqueza nueva, es generada por la actividad alrededor del petróleo, vinculada al puerto».
Boliburgueses
La política chavista ha gobernado Venezuela durante este siglo. En el período de mandato surgieron los boliburgueses. Así los llamó el periodista Juan Carlos Zapata para referirse a empresarios y funcionarios del gobierno vinculados con excentricidades como compra de lujosos bienes dentro y fuera del territorio venezolano.
En abril de 2018 la revista Don Juan publicó una crónica del escritor Sergio Dahbar, titulada Así viven los ricos en Venezuela. En este texto se critica precisamente a la denominada boliburguesía.
«Uno de los hombres de confianza de Rafael Ramírez, quien fuera presidente de PDVSA y ministro de Energía de Hugo Chávez, el hombre que manejaba el dinero de la familia Chávez, hoy caído en desgracia y perseguido, asistía regularmente al restaurant San Pietro, en la urbanización Las Mercedes, de Caracas. Su nombre se volvió conocido por sus costumbres extravagantes y lujos excesivos. Diego Salazar. Hijo de un guerrillero», escribió Dahbar.
No obstante, para Vicente León, es «una ridiculez» creer que toda la población con recursos en Venezuela sea representada por los bolichicos, como también se les llama. Diferentes familias no se han ido del país porque «hicieron» sus recursos durante décadas.
Distracción en tiempos de crisis
A pesar de todo, la ciudadanía disfruta esporádicamente de un fin de semana lúdico. Mientras unos juegan sóftbol en un modesto estadio lleno de familiares como espectadores, otros prefieren ir al parque junto a sus hijos llevando agua y modestos snacks para el almuerzo.
«Si me quedo en mi casa todo el tiempo sufriendo por el estrés diario me voy a enfermar, imagina lo que es enfermarse en este país», dijo Rosa Jiménez, quien estuvo el pasado domingo junto a sus nietos en el Parque Negra Hipólita, ubicado en la ciudad de Valencia, Región Central de Venezuela.
Otras familias con más poder adquisitivo, a raíz de la crisis del transporte y también por comodidad, prefieren pagar viajes a cualquier rincón del país. Andrea Meneses ofrece el servicio, lo denomina «eco-turismo sostenible».
Su proyecto se llama Venezuela paso a pasito. Desde hace un año han llevado a turistas a la Colonia Tovar, Patanemo, Parque Nacional Morrocoy, Los Roques, Isla la Tortuga, Los Médanos de Coro y otros destinos turísticos. «Tenemos paquetes para todas las clases sociales».
Meneses manifestó que es necesario viajar porque la distracción es un derecho. «Para amar a Venezuela solo hay que conocerla porque es hermosa y no le falta nada».
En modo de supervivencia
Emprendimientos como el de Andrea Meneses luchan para poder alcanzar la rentabilidad. En su caso, hay viajes «más rentables», pero los costos determinan los gastos a cargo de servicios contratados como el transporte terrestre y marítimo (en caso de playas).
«La mayoría de la actividad económica en Venezuela está en modo supervivencia», dijo Vicente León. Calculó que el Producto Interno Bruto (PIB) del país ha caído un 60%.
Este dato es diferente al publicado por el Banco Nacional de Venezuela, según una nota del País. La institución, luego de 5 años de silencio estadístico, informó en mayo de 2019 que se llegó a un 52%.
«El gobierno recortó la liquidez monetaria, pulverizó el crédito bancario y redujo el gasto público. La devaluación aunque se mantiene, el comportamiento del precio interno de la inflación encarece los productos y servicios en dólares».
Esto lo manifestó el economista también para relacionar tales acciones con los altos precios del dólar, moneda que es utilizada para realizar transacciones. Andrea Meneses lo hace. No es la única.
Por otro lado, las recientes sanciones ejecutadas bajo la Orden 13.884 por parte del alto mando de Estados Unidos, no ocasionarán la salida del chavismo del poder. Pues mientras más afecten a la gente común sin lograr el objetivo, más demoledor será su impacto sobre el respaldo, como tuiteó Vicente León.
«¿Quién se va? ¿El gobierno? No, la gente que emigra. No es verdad que la economía tumba gobierno. La economía hace perder elecciones cuando hay elecciones transparentes».
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), anunció en junio de este año que desde 2015 cuatro millones de venezolanos han salido del país. Sin embargo, aún queda gente que puede disfrutar de las bondades tropicales, mientras habla acerca de lo mal que está todo.
