Trabajar frente a un paisaje de ensueño en algún rincón del planeta, lejos de aquella rutina que tanto aburre: alarma, embotellamiento, horario y oficina. Toda una fantasía para quienes se inconforman con la vida prometida. Para otros es una realidad, por eso son nómadas digitales.
Se trata de una tendencia laboral llevada a cabo por jóvenes, quienes con laptop en mano, ejercen profesiones vinculadas al marketing, tecnología, comunicación, ingeniería, arquitectura, ventas, informática, entre otras con nicho en el entorno online.
Hasta los momentos no hay estadísticas de cuántos hay pero se estima que en 2035 haya mil millones según un reportaje de la cadena alemana DW, que cuenta la historia de Pete, un joven que trabaja para una empresa y Supi, quien emprendió la suya.
Y es que llevar a cabo un proyecto por cuenta propia es una de las características principales. Pues solo basta contar con conexión a internet y una idea que permite brindar servicios o productos mientras la persona se encuentra en un café de Berlín.
Esto es la teoría. En diferentes blogs de nómadas digitales los protagonistas manifiestan que fundar una empresa web es un arduo trabajo como cualquiera. «La mayoría han fracasado», escribió Ángel Alegre, freelancer con 5 años de experiencia.
Las razones dependen de la oferta, demanda, aptitud, actitud y especialmente la paciencia. No obstante, quienes no pueden emprender, se conforman trabajando para una empresa a modo freelance.
Independientemente si es un emprendimiento o no, el nómada digital puede gozar de ventajas como viajar por el mundo, ser dueño de su tiempo, aprender nuevos idiomas y habilidades, conocer culturas y generar networking.
No obstante, no todo es felicidad ni plenitud. También hay desventajas que pueden oscurecer el panorama. Algunas se deben a la ausencia de precaución y otras a la poca madurez del mercado debido a que se trata de una tendencia relativamente nueva.
La conexión puede traicionar
Sin internet, no hay trabajo. Influye la velocidad, el costo y calidad del servicio eléctrico de cada lugar. De hecho, en este artículo se encuentran las ciudades más recomendables aunque no garantiza que sean infalibles.
De acuerdo a algunas experiencias, cuando la conexión falla, se puede optar por ir a un coworking, como se le llama a un sitio donde el trabajador accede a un espacio óptimo, incluso puede compartir con otros colegas para intercambiar conocimientos y contactos.
A pesar de todo, el costo del servicio puede no recompensar el dinero producido. Por lo tanto, no es rentable para aquellos perfiles que se están iniciando, una razón que los hace dependientes al Wi Fi de un café u otro espacio no apto para trabajar.
Todo trabajo requiere de la creatividad, y para gozar de la inspiración se necesita estar en un lugar ideal. El hecho de ser una especie de trotamundo no significa que se deba sentar en cualquier sitio para cumplir con la tarea del día.
El riesgo de distraerse
Estar en un lugar exótico puede distraer. Y no es para menos, la belleza natural asombra a cualquiera. Tanto, que la procrastinación se adueña de la ocupación. Precisamente se debe a la estrecha barrera entre viajar y trabajar.
Por eso se recomienda mantener una planificación para ser productivos debido a que el nómada digital corre doble riesgo, pues no hay supervisores que estén pendientes del rendimiento, al menos en persona.
Otra razón es que en internet se puede encontrar de todo. Es posible que mientras se deba cumplir con una pauta, el usuario reproduzca en Facebook el video de un perro jugando con un león.
Esta extensión de Google Chrome ayuda a evitar distracciones. De ese modo, e nómada digital puede enfocarse en trabajar para luego disfrutar del contenido que ofrecen las redes sociales y medios de comunicación.
El trabajo en exceso
Ángel Alegre aconseja no empezar la aventura sin antes generar ingresos bien sea con un proyecto propio o si se trabaja para terceros. De lo contrario, además de estar a la deriva, se deberá trabajar el triple para poder sobrevivir. «Si estás viajando es para disfrutar del viaje (sobre todo si es tu primera gran aventura), no para estar encerrado en una habitación trabajando».
Si es así, no se hará networking ni experimentará el viaje según las expectativas. Esto puede convertirse en una desventaja que acabe frustrando las ganas de ser nómada digital y por ende, abandonar este proyecto de vida.
«Tu cuerpo te va a pedir que explores, que conozcas gente, que salgas por ahí y hagas cosas, y si lo único que haces es trabajar, vas a tener la desagradable sensación de que estás desaprovechando el tiempo».
En cambio si un negocio ya está monetizando, la situación es diferente porque ya se cuenta con un base y por ende, la cantidad de horas serán menos; así se podrá disfrutar de las ventajas de trabajar por el mundo.
La soledad
Aunque se haga dinero y toda la maravilla de vivir como nómada digital sea una realidad, es probable que la soledad sea un acompañante. «No tengo un lugar de refugio si tengo un mal día. A veces te sientes cansado, agotado y enfermo y necesitas a dónde llegar», dijo Pete en el reportaje de la DW,
Este estilo de vida implica abandonar amigos y familiares. «Estar lejos de casa y tener que cambiar de ciudad continuamente, con lo que ello conlleva: tener que adaptarte a un nuevo lugar y hacer nuevos amigos, vivir sin una rutina estable, ver mucho menos a tu familia y amigos», escribió Ángel Alegre.
El viajero añadió que este modo de vivir no es para todo el mundo. Si la persona quiere viajar durante un tiempo determinado y luego volver a casa, no es un nómada digital. Para eso puede ahorrar y pagar su aventura. En cambio, si lo que se desea es seguir hacia adelante a pesar de las desventajas, entonces el camino espera por ser recorrido.