En pleno siglo XXI continúan existiendo prácticas que son degradantes para los seres humanos y un ejemplo claro es la mutilación de genitales femeninos (MGF), bien sea por motivos religiosos o por la creencia de mantener el honor de la familia.
Según un informe del UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, al menos 200 millones de mujeres y niñas en 31 países sobreviven con los resultados de la mutilación de genitales.
Debido a la pandemia del nuevo coronavirus, se teme que la cifra de afectadas ascienda a 2 millones de casos para el año 2030.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que esto es una violación a la vida, a la salud y al desarrollo de las mujeres, por lo tanto condena esta práctica que es legal en muchas naciones.
Algunos de los países en donde se práctica son: India, Indonesia, Iraq, Paquistán, pequeñas comunidades de América Latina, persiste en al menos 30 naciones de África, Medio Oriente y Asia meridional.
Para crear consciencia sobre esta problematica, el organismo conmemora todos los 6 de febrero el Día de la Tolerancia Cero de la MGF.
La mutilación de genitales femeninos es un procedimiento que implica la extirpación total o parcial de los genitales femeninos eternos, estos pueden ser cortados, lesionados o eliminados de forma parcial o permanente.
La Organización Mundial de la Salud explica que es “cualquier procedimiento que lastima los órganos genitales femeninos por razones que no son médicas”.
En casi todos los casos, esta práctica es llevada a cabo en condiciones poco favorables, primitivas, insalubres y sin anestesia.
Esto podría causar múltiples consecuencias, entre ellas dolor intenso, sangrado e hinchazón.
En casos más graves, provoca infecciones pélvicas crónicas, infecciones en el tracto urinario y complicaciones al momento de dar a luz.
Hasta ahora no existe ninguna evidencia científica que sugiera algún beneficio procedente de este procedimiento.
Además de esto, en casi todos los casos, la MGF se realiza en contra de la voluntad de niñas y mujeres.
La activista de Kenia, Bishara Sheik se ha encargado de hacer una campaña en contra de la mutilación de genitales. Ella le dijo a BBC que el día que le ocurrió “Me vendaron los ojos. Una mujer me amarró las manos por detrás. Me abrieron las piernas y me agarraron mis labios vaginales”.
“Después de unos minutos, sentí un dolor agudo. Grité, grité, pero nadie pudo oírme. Di patadas para liberarme, pero me tenían agarrada por las piernas», prosiguió.
Y por último señaló “Fue patético (…) Usaron la misma hojilla para cortar a todas las niñas”.
De acuerdo a las declaraciones de la activista, lo único que usaron para calmar su dolor fue un remedio tradicional hecho a base de hierbas.
No obstante, el tratamiento por las complicaciones de la mutilación de genitales femeninos, de acuerdo a la OMS, en 27 países de alta prevalencia cuesta alrededor de 1.400 millones de dólares al año.
En muchos países las creencias sobre esta práctica son distintas, pero en algunos lugares es un paso indispensable para la transición a la madurez, en otros casos lo usan para controlar la sexualidad de las mujeres.
Por otro lado, también se lleva a cabo bajo la creencia de que garantiza el futuro matrimonio de la niña y prevalece el honor de la familia.
Algunas poblaciones lo asocian con la religión, aunque no existe registro de que alguna religión acepte la mutilación de genitales femeninos.
Existen diferentes tipos de MGF:
Tipo uno:
El tipo uno es aquel que extirpan de forma parcial o total el glande del clítoris (La parte externa y visible del clítoris), que es una parte sensible de los genitales femeninos, explica la OMS.
Tipo dos:
Es la extirpación parcial o total del glande del clítoris y labios menores. Son los pliegues internos de la vulva.
Tipo tres:
También es llamado “infobulación”, consiste en el estrechamiento de la abertura vaginal mediante la creación de un sello de la cobertura. Tal como explica la OMS, “el sello se forma cortando y reposicionando los labios menores o labios mayores, a veces mediante suturas, con o sin remoción del prepucio del clítoris / capuchón del clítoris y glande”.
Tipo cuatro:
Este último incluye los tres procedimientos anteriores con fines no médicos, por ejemplo, hacer incisión, pinchar, raspar e incluso cauterizar el genital.