La tasa del nuevo coronavirus en Estados Unidos aumenta a diario y dicha situación está impulsando a algunos estados a tomar viejas restricciones como la cuarentena. Aunque el confinamiento es un mecanismo efectivo para evitar la propagación del virus, nuevos estudios sugieren que durante la pandemia el abuso doméstico se ha incrementado en todo el país.
Las investigaciones señalan que las llamadas por abuso doméstico a la policía, refugios y líneas directas aumentaron entre un 6% a 21%. El mayor crecimiento se produjo durante las primeras cinco semanas de la pandemia.
Las búsquedas en Google sobre información relacionada a las líneas directas de violencia intrafamiliar también percibieron un incremento. En el mes de abril se alcanzó el pico más alto, en ese tiempo casi todo Estados Unidos tenía restricciones de quedarse en casa.
El encierro desató otra crisis: La violencia en el hogar, no solo en Estados Unidos sino en gran parte del mundo.
La convivencia es una compañera clave de la violencia doméstica y se produce más cuando las familias pasan más tiempo juntas, de acuerdo a las declaraciones de la socióloga de la de la Universidad de Bristol, Marianne Hester al The New York Times.
En abril, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, escribió en Twitter que “Insto a todos los gobiernos a que pongan la seguridad de las mujeres en primer lugar mientras responden a la pandemia”.
Sin embargo, muchos gobiernos se centraron en la crisis sanitaria, la economía y dejaron de lado estas llamadas de auxilio.
Estados Unidos es uno de los países más afectados por el nuevo coronavirus. Sumado al crecimiento de la violencia en el hogar, también hubo un incremento en enfermedades mentales.
Un estudio de JAMA Network Open encontró que durante la pandemia, la depresión se triplicó entre los adultos estadounidenses.
De acuerdo a The Washington Post los expertos advierten que se está viviendo una ola histórica de problemas relacionadas a la salud mental: depresión, abuso de sustancias, trastorno de estrés postraumático y el suicidio.
Tanto la depresión como la ansiedad son dos problemas que afectan a una nación tan diversa como EE.UU.
Una encuesta de la Kaiser Family Foundation, una línea de emergencia federal que ayuda a personas con problemas emocionales, arrojó un aumento de llamadas de más del 1,000% en abril de 2020 en comparación al año pasado.
Otra organización de terapia en línea llamada Talkspace también registró incrementos considerables en comparación a épocas anteriores. Desde febrero a mayo de este año, el crecimiento de atención se aceleró 65%.
El cofundador y director ejecutivo de Talkspace, Oren Frank, declaró en The Washington Post que la ansiedad relacionada a la pandemia lidera la lista de preocupaciones de los pacientes.
“La gente tiene mucho miedo”, dijo. Asimismo, agregó que la creciente demanda del servicio sigue exactamente la marcha geográfica del aumento de la COVID-19 en Estados Unidos.
“Lo que me sorprende es lo poco que hablan los líderes de esto. No hay informes de la Casa Blanca al respecto. No hay ningún plan”, sentenció Frank.
El abuso doméstico acompañado del desempleo, problemas de salud mental y el miedo al contagio, son factores que dejan a las víctimas neutralizadas.
Kiesha Preston, una activista feminista estadounidense, expresó a NPR que “Los recursos financieros son un factor enorme para poder escapar de su abusador, y ahora mismo estamos en una crisis económica”.
“Honestamente, esto crea una situación en la que es más fácil para los abusadores utilizar las finanzas como una herramienta de abuso”, enfatizó Preston.
La violencia física no está presente en todas las relaciones abusivas, el abuso doméstico se puede manifestar por medio del aislamiento de los amigos, familias y el empleo, además de exigir reglas de convivencias estrictas, restricciones en el acceso de objetos, ropa e incluso alimentos.
Los agresores también suelen usar una técnica conocida como “Gaslighting”, la traducción en español sería “descalificación”. Es un tipo de abuso en el que la víctima es manipulada y empieza a dudar de su percepción, memoria e incluso de su propio ser.
La pandemia está afectando en gran medida a las mujeres estadounidenses, pero en medio de la situación actual es difícil obtener datos actualizados.
“En este momento, no tenemos estadísticas nacionales actualizadas sobre los informes de víctimas de violencia doméstica durante la pandemia”, escribieron las autoras de un artículo sobre la violencia doméstica.
Asimismo, resaltan que el aumento entre 6% y 21% en las llamadas a la policía y refugios sobre la violencia doméstica, tal vez, subestiman el problema.
Destacan que las interacciones con la policía han disminuido y esto como consecuencia del distanciamiento social, pero antes del brote de la COVID-19, la violencia en el hogar era un delito que casi no se denunciaba.
El abuso doméstico y la violencia física son dos problemas que afectaban a la población antes de la pandemia.
De hecho, es más común en las áreas rurales que en las urbanas, a este incidente se le suma que en las zonas más remotas es más difícil contar con medios de transporte y llegar a algún refugio. Así que la situación empeoró desde que inició la enfermedad del nuevo coronavirus.
Dicha situación plantea que la administración actual no se preparó para tal escenario. Tomando en consideración que durante el gobierno Trump-Pence aumentó la brecha salarial por género y se aprobaron mayores restricciones en contra el aborto.
Las autoras Megan Stubbs-Richardson y H. Colleen Sinclair plantean que se deben habilitar espacios poco convencionales para que las víctimas puedan denunciar, tales como la farmacia. Una estrategia usada en Francia y España.