Las copas menstruales llegaron para revolucionar el mercado de productos de higiene femenino y con el tiempo más chicas se convencen de que es la opción correcta, aunque todavía existen algunas que duden de su efectividad.
En el 2019, un análisis hecho por la revista médica The Lancet Public Health, afirma que son seguras y son tan efectivas como los tampones y toallas sanitarias.
Incluso señalan que esta opción es viable para países pobres, en los cuales el acceso de productos menstruales es limitado y también costosos.
Los investigadores abarcaron 43 estudios sobre la copa menstrual a nivel mundial, incluyendo datos de 3.319 mujeres y niñas.
Tal vez, una de las ventajas más significativas de este producto es que previene la fuga del flujo menstrual, así como recalca Chris Bobel, profesora asociada de estudios de mujeres, género y sexualidad en la Universidad de Massachusetts, Boston a NPR.
“Es muy emocionante escuchar eso porque mucha gente está nerviosa por usar copas (se refiere al estudio hecho por The Lancet Public Health). La filtración es como un suicidio social. La gente no quiere la vergüenza de tener una mancha menstrual en la ropa. O la incomodidad de eso”, dijo.
Bobel también es autora de The Managed Body: Developing Girls and Menstrual Health in the Global South, un libro que habla acerca de la higiene menstrual, basándose en entrevistas y observación de las participantes.
Se trata de un dispositivo flexible que se inserta por la vagina y tienen forma de campana, suelen estar hechas de silicona médica, otros de caucho o látex. Su principal objetivo es capturar la sangre menstrual.
Estas pueden durar entre cuatro a 12 horas de uso continuo, antes de enjuagarla y volver a colocarla. Según The New York Times, las copas menstruales existen desde hace 100 años, pero se dejó de lado por motivos religiosos y culturales, además de tabúes sobre el contacto con los genitales y sangre menstrual.
En la investigación de The Lancet Public Health, apuntan que existe la preocupación de que las copas generen el síndrome de choque tóxico (TSS, de acuerdo a sus siglas en inglés), una enfermedad que causa fiebre, erupción cutánea y daños en los órganos genitales causados por una bacteria llamada Staphylococcus aureus.
Sin embargo, determinaron que de la cantidad de mujeres y niñas estudiadas solo cinco resultaron con TSS, es decir, representa un porcentaje bajo de riesgo.
Los investigadores no pudieron determinar el riesgo de la copa en comparación a otros productos de higiene femenino, porque aún se desconoce el número total de mujeres que usan copa.
En el mismo estudio, también recalcan que no representan un gran riesgo para la salud femenina y también son amables con el medio ambiente.
Las copas menstruales son económicas y ecológicas, pero ¿por qué? En primera instancia porque se pueden reutilizar durante 10 años.
En promedio, una mujer usa al mes 20 toallas sanitarias o tampones, sobre esto el portal 1millionwomen.com.au sostiene que equivale a 240 por año.
Y si una mujer tiene 40 años de período (por lo general) esto da resultado de 9,600 productos de higiene femenina utilizados durante la vida de una mujer. Si este número se multiplica por 3.5 billones de mujeres en el planeta, significa una gran cantidad de desperdicios que el planeta no necesita.
Penelope Phillips-Howard, autora principal del estudio, The Lancet Public Health, aseveró que “En cualquier conjunto de circunstancias de pobreza, ya sea en Liverpool, Londres o en cualquier lugar de países de ingresos medios-bajos, la gente realmente lucha; las mujeres y las niñas realmente luchan por poder controlar su menstruación (…) y las copas menstruales pueden parte de la solución”.
Y parte de esa “solución” también incluye al medio ambiente, CNN indica que las mujeres pueden reducir los desechos de plásticos mediante el uso de las copas. Una sola “taza” produce 0,4% de los desechos plásticos, mientras que el promedio de los tampones es de 6% en 10 años.
“Apenas necesita agua, por lo que es muy buena en áreas áridas”, dijo Camilla Wirseen, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro The Cup Foundation, a CNN.
Hypertexto entrevistó a varias chicas para conocer su opinión sobre las copas menstruales. Las preguntas principales fueron: ¿Has usado la copa menstrual? ¿La usas en la actualidad? ¿La usarías en algún momento? Las respuestas fueron diversas, pero la mayoría de las entrevistadas aseguró que sí la usarían en algún momento para “experimentar”.
Laura Montes (21) explica que está “cansada” de las toallas sanitarias, le molesta mucho el roce y suelen irritarle mucho. Está segura que dentro de poco se pasará a la copa menstrual, no lo ha hecho aún porque considera que en Internet casi no hay información al respecto.
Comunica que siente confusión aún con el tema de las tallas y cómo colocarlas, además de esta razón expresa que desea usarlas porque también es una opción factible para el medio ambiente.
Por su parte, María Victoria Piñero (31) confiesa que siente miedo de usar la copa menstrual, su temor se basa en el hecho de que una vez usó un tampón y le pareció una experiencia desagradable que no quiso volver a repetir.
“Créeme que solo estoy pensando en usarla por el planeta, sé que no generan tantos desechos y eso ayudaría mucho en este momento”, argumentó.
La investigación es una parte fundamental para las chicas, algunas expresaron que quisieran tener información más accesible y conocer la experiencia de otras. Geraldine Montilla (24) agrega que ella “se está preparando” para la copa.
“Estoy investigando mucho al respecto. Tratando de entender cómo funciona para no terminar decepcionada. Creo que la investigación es clave cuando piensas usar algo por primera vez”.
Esta opinión es compartida por Mileisa Torres (24), quien apunta que ha leído mucha información al respecto en las redes y que tal vez en un futuro cercano se compre una copa. “Sé que no son tan costosas y que dura mucho tiempo, aunque siento miedo de cómo introducirla, creo que en algún momento la puedo usar”.
A través de Twitter, Dugbelys López también se mostró presta a usarlas manifestó “Estoy terminando mi compra de toallas para comprar la copa… He escuchado que no es nada incómodo, además es un ahorro y una opción ecológica”.
Dayra Alzamora tiene dos años usando la copa y afirma que esa experiencia cambió su vida. Incluso, la impulsó a crear su propia tienda online para vender copas menstruales (@ominira.store).
Se encarga de asesorar sobre el tema y proporcionar consejos prácticos para su uso. Primero habló de las tallas. Dice que por lo general suelen ser dos, la pequeña (S) y la grande (L).
“La primera es recomendable para mujeres menores de 25 años que no hayan tenido parto natural y la segunda para todas las mujeres mayores de 25 años o mujeres menores de 25 años que hayan tenido parto natural. Como todo, cada cuerpo es distinto y aunque esta referencia funcione para la mayoría siempre puede haber un pequeño margen que puede variar en cada mujer”, revela.
Alzamora destaca que es necesario que el cuerpo se acostumbre a ella, el primer mes es decisivo porque debes aprender cómo colocarla, observar si la copa quedó bien sellada en tu cuerpo y cómo te sientes con ella.
“Si es la primera vez que lo vas a usar es probable que te manches o tengas fugas (no ocurre con todas), eso ocurre porque estás aún aprendiendo a cómo colocar la copa y pudo no haber creado el sellado de forma correcta, créeme que en poco tiempo lo dominas y no volverás a tener ni una mancha”, recalca.
Más adelante subraya que “La copa está colocada de forma correcta cuando todas las paredes de la copa están abiertas y han creado un sellado o vacío en las paredes vaginales, muchas veces al abrirse puedes sentir un «clic».
Aizleen Boscán le dijo a Hypertexto que tiene tres meses usando la copa menstrual y la ama. Comenta que le gusta porque ya no desperdicia en papel, toallas sanitarias y no sientes los bajones cuando estás sentada, acostada y de pronto te levantas.
Insinúa que todo es un proceso muy natural. “Pensaba que sería medio messy el sacarla y ponerla, que tal vez me ensuciaría los dedos y realmente no. Todo se mantiene limpio a diferencia de las toallas”, expone.
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Boscán concluye que “Otra cosa que me preocupaba era cómo el proceso de cambiarla estando fuera de casa, pero nada que ver, realmente aguanta muchas horas y ya después le agarras el truco a tu cuerpo. Incluso en menos de un minuto te cambias sin problema”.
Sarina Brazón aporta que tiene tres años usando la copa y para ella es “una maravilla”. “No solamente nosotras cuidamos el ambiente, sino que nosotras nos vamos a sentir mucho más cómoda, más tranquila, no sentimos bajones y es mucho más higiénico”.
Recomienda sacarla cada cuatro o cinco horas, dependiendo del flujo de la mujer. Para ellas tiene dos principales ventajas desde el punto de vista económico y ecológico.
“Es una inversión que harás ahorita, pero que te durará 10 años, además es un material de silicón quirúrgico muy cómodo para utilizar (…) Al estar utilizando tantas toallas sanitarias estamos contribuyendo a la contaminación, aunque creas que no es significativo solo basta decir que ese material no se degrada y sería un granito que haces al mundo”, insiste.
Otra chica que está a favor de las copas es Gisette Rosas, “Uso la copa y soy la persona más feliz del mundo”, comunicó.
Rosas comentó que los primeros dos meses fue un poco “raro”, pero que luego se acostumbró.
Por último, Arianna Bueno exclamó “La uso y soy demasiado feliz. Cuesta porque la manera de ponerla te conecta contigo y con tu sangre, a las que le da asco se complican más, pero es lo máximo”.
Las investigaciones están de lado de la copa menstrual y cada vez son más las mujeres que se atreven a experimentar al respecto, todo indica que se está viviendo una nueva “revolución” en el cuidado menstrual.