El ataque al Capitolio de los Estados Unidos marcó un antes y después del poder de los seguidores de Donald Trump. El 6 de enero, la mayoría de los manifestantes eran blancos y la violencia se apoderó de la situación. ¿El resultado? Cinco víctimas que lamentar. Durante varios años, las fuerzas del orden no han podido medir la gravedad de la fuerza de los supremacistas blancos. Se estima que por décadas, el FBI y otras autoridades federales no le han prestado la suficiente atención a los extremistas de la derecha.
Sin embargo, no desestiman el alcance de las amenazas de estos grupos que suponen para la nación.
The Guardian sentencia que el ataque al Capitolio fue una “violación al hogar de la democracia estadounidense, por primera vez desde que el ejército británico la incendió en 1814”.
Una vez que los manifestantes comenzaron a actuar, la Fuerza Policial del Capitolio se derrumbó, a pesar de las advertencias y la ayuda ofrecida por otras agencias de seguridad. Pidieron refuerzos cuando el problema se había salido de control.
Dentro de pocos días un nuevo gobierno asumirá, Joe Biden tiene delante sus ojos el reto de lidiar con los extremistas blancos. El 30 de septiembre, cuando todavía era candidato, Biden les envió un mensaje durante el debate presidencial: “cesen y desistan”.
En ese entonces, Donald Trump evitó condenarlos y solo se limitó a pedirles a los Proud Boys que “se aparten y se mantengan al margen”.
Más adelante, Biden condenó esta acción y la tildó de “vergüenza nacional”.
En un artículo de opinión de Barbara Smith, publicado en Boston Globe, dice que el inicio de la administración Biden-Harris sería ideal para nombrar, confrontar y acabar con la supremacía blanca.
Una creencia de superioridad
Smith propone algunas acciones que el presidente podría tomar para hacerle frente a los extremistas. Entre ellas están:
Nombrar un zar de justicia racial que se podría encargar de supervisar las acciones gubernamentales para abordar a la supremacía blanca.
También investigar y procesar a los supremacistas blancos y a los terroristas nacionales blancos que representan una amenaza para la seguridad interna de la nación, entre otros.
Durante la administración de Donald Trump hubo un aumento de supremacistas blancos. Su era estará marcada por entre otras cosas por esto y por el ataque al Capitolio.
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Un informe de Southern Poverty Law Center (SPLC) reveló que durante su administración, los grupos de odio se incrementaron en un 55% y tienen presencia en casi todos los estados de la unión.
Hay ciertas acciones o hechos que no se pueden subestimar de los extremistas blancos, un reportaje de The Conversation lo explica.
Es importante entender que no todos los extremistas de extrema derecha son militantes de la supremacía blanca.
“La supremacía blanca, la creencia en la superioridad y el dominio racial de los blancos, es un tema principal de muchos creyentes de extrema derecha”, asegura Alexander Hinton, director del Centro para el Estudio del Genocidio y los Derechos Humanos, de la Universidad de Rutgers.
Algunos de los grupos de extrema derecha más fuertes son: Ku Klux Klan (KKK) y los neonazis.
Otros que se identifican como de “extrema derecha”, a veces mezclan otros términos como racismo, antisemitismo y reclamos de victimización blanca. En esta categoría entrarían los Proud Boys, estos son menos violentos.
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Por último, están aquellos grupos que se centran más en oponerse a gobiernos que en las diferencias raciales. “Este llamado «movimiento patriota» incluye a manifestantes fiscales y milicias, muchos fuertemente armados y una parte con antecedentes militares y policiales”, plantea Hinton.
En este grupo entrarían los Boogaloos, que según The New York Times iniciaron a raíz de un “meme”.
Están esparcidos por el mundo
En los últimos años, los supremacistas blancos han ganado más notoriedad fuera de los Estados Unidos. Un ejemplo claro son los ataques en Dinamarca y Nueva Zelanda.
Incluso, esto llevó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a declarar una alerta sobre “la creciente amenaza transnacional”.
Otro hecho sobre los supremacistas blancos es que están preparados, educados y conocen cómo manejar las redes sociales.
Se cree que los miembros de estos grupos fueron de las primeras personas en navegar en Internet, esto ha resultado que ahora prosperen en las redes sociales. Incluso tienen la capacidad de llegar hasta grandes grupos.
Aunque sitios como Facebook o Twitter han intentado prohibir muchos grupos, los supremacistas buscan nuevas alternativas para saltarse las restricciones.
Si bien es cierto que durante el gobierno de Trump, los grupos de odio son más y más notorios, los extremistas tienen años de existencia.
La historia de los extremistas se remonta desde la Guerra Civil, este conflicto duró entre 1861 a 1865, con el surgimiento de KKK. Se estima que para el año 1920 tenían miles de miembros.
Es un hecho que los supremacistas blancos continuarán sin Trump y seguirán luchando para tener más presencia en la sociedad.
¿A qué le temen?
Quizás el mayor temor de los supremacistas blancos es que sean superados por los no blancos.
Alexander Hinton, quien se está preparando para escribir su próximo libro “Puede suceder aquí: el poder blanco y la creciente amenaza del genocidio en los Estados Unidos”, afirma que estos grupos de odio se preparan para una guerra entre blancos y no blancos.
Por ello, el desconocer algunas características de los grupos de odios, puede llegar a subestimar el poder de los mismos.
El comprenderlo puede llevar a los expertos a tomar medidas al respecto, al igual que al próximo gobierno.