Fort Hood está ubicada en el condado de Bell en el estado de Texas y en los últimos días su nombre no se ha quedado fuera de los titulares. ¿La razón? Hallaron un tercer soldado muerto este verano.
Al sargento Elder Fernandes (23 años), oriundo de Brockton, Massachusetts, lo encontraron muerto y colgado de un árbol. Sus restos aparecieron ocho días después de reportarse su desaparición, el 26 de agosto.
La abogada de la familia, Natalie Khawam, informó a The Boston Globe que sus restos se encontraron cerca de una estación de tren ubicada a 48 kilómetros de la base militar. En los alrededores las autoridades hallaron una mochila con algunas de las pertenencias de Fernandes.
“Nuestra peor pesadilla ha sucedido. Uno de los nuestros, el sargento Elder Fernandes ha sido encontrado muerto hoy”, expresó Khawam en un comunicado al The Boston Globe.
Fernandes es uno más de la lista de soldados que han muerto o han sido asesinados en extrañas circunstancias.
Lo que se conoce del caso del joven sargento, quien era especialista químico, biológico y radiológico nuclear, es que antes de desaparecer había sido trasladado a una unidad distinta dentro de Fort Hood.
La razón detrás de esta decisión fue una acusación de abuso sexual interpuesta por el sargento.
“Por lo que se habría abierto una investigación por “contacto abusivo sexual”, fue la información dada por Chris Brautigam, teniente coronel de Fort Hood.
Brautigam aclaró que el joven de 23 años, había sido agredido sexualmente por su sargento y luego “intimidado y hostigado por denunciarlo”.
La búsqueda de Elder Fernandes fue exhaustiva en todos los alrededores de la base militar, según informa NPR.
Los soldados se movilizaron a hospitales, carreteras y hoteles con la esperanza de encontrarlo vivo y su familia también se sumó a la causa, viajaron desde Massachusetts a Texas.
Sin embargo, pese a los esfuerzos y la “colaboración” de las autoridades de la base, hay muchos “cabos sueltos”.
La madre del sargento, Ailina Fernandes, comunicó que su hijo había sido hospitalizado el 11 de agosto y ella no conocía las razones. De esta manera, también criticaron la versión de las autoridades de que el sargento había abandonado la base por su propia voluntad.
“Estamos asqueados por esta tragedia que ha sucedido demasiadas veces. Estamos desconsolados por la familia de Elder Fernandes”, tuiteó la abogada, Natalie Khawam, quien también representa a la familia de la soldado hispana Vanessa Guillén.
Fernandes denunció la agresión de abuso sexual en mayo y reportó que le habían tocado las nalgas. Su madre confesó que “conociéndolo, de seguro, fue una lucha para él decirlo”.
El Ejército aclaró en una rueda de prensa que antes la de la desaparición de Fernandes, se había enterado de los resultados de una investigación sobre su denuncia de abuso sexual y habían determinado que no tenía fundamento.
El teniente coronel Justin Redfern alegó ante los periodistas que el joven sargento era un “líder ejemplar”, pero que en el mes de marzo se sintió “preocupado” e insinuó que tal vez tenía algún problema de salud mental.
“No saben qué pasó, si fue un suicidio o un asesinato. Pero les voy a contar lo que le hicieron, la sangre en sus manos, es una forma de asesinato”, replicó Khawam el miércoles.
La familia comunicó que oficiales militares dieron entender que el soldado se habría suicidado, no obstante, se niegan a aceptar estas declaraciones. Ailina Fernandes agregó que las últimas palabras de Elder fueron que la llamaría después de que saliera del hospital y eso no ocurrió.
Las autoridades aseguraron que lo llevaron a su dirección ubicada en Killeen, pero la familia insistió en el canal de televisión KCEN-TV que se había mudado hace un mes de ese apartamento.
No existe evidencia de quién fue la persona que lo trasladó a su domicilio y tampoco de a dónde fue.
Por su parte, la abogada de la familia pidió al Congreso una investigación exhaustiva a esta base militar, afirmando que los soldados “pasan por mucho” y es un comando “tóxico”.
Incluso, la senadora por el estado de Massachusetts, Elizabeth Warren, precisó estar “devastada” por lo que ocurrió con Fernandes y se comprometió a investigar este caso y los otros que han sucedido en los últimos meses.
Tal vez una de las muertes más controversiales ocurridas en Fort Hood es la de Vanessa Guillén. El caso se replicó a nivel nacional después de hallar su cuerpo.
Sus restos estaban en una tumba poco profunda el 30 de junio. Poco tiempo después el Ejército de los Estados Unidos reconoció que sí era el de Guillén.
Se desempeñaba como reparadora de armas pequeñas y al igual que Fernandes también aseguró haber sido abusada sexualmente, al día siguiente de su desaparición pretendía denunciar a su agresor.
Todas las evidencias indicaron que Aaron David Robinson fue el culpable de su muerte, este usó un martillo y la golpeó hasta que quedó sin ningún tipo de indicio de vida.
El hecho ocurrió dentro de la sala de armas de la base militar y luego Robinson trasladó su cuerpo a otro lugar.
Después de que los oficiales lo confrontarsn Aaron David Robinson tomó la decisión de suicidarse.
Se presume que el hombre se enfureció cuando Guillén le reveló que planeaba denunciarlo y por eso la asesinó.
Robinson llamó a una mujer, conocida como Cecily Aguilar y su compañera sentimental, para que lo ayudara con el cuerpo de la soldado de origen hispano. Tiempo después la arrestaron en Texas.
Las autoridades que Robinson (20 años) se desempeñaba como ingeniero de combate asignado a la Tropa A, Escuadrón de Ingenieros, por lo tanto no pertenecía a la misma cadena de mando de Guillén.
Después de conocerse la verdad sobre el caso de Guillén, su familia habilitó un Petición de Change.org para que el Presidente, Donald Trump, ondeara la bandera a media asta en su honor.
De esta forma, también está abierta una página de GoFundMe con la finalidad de recaudar dinero para hacer justicia.