En los últimos años el lenguaje inclusivo se ha popularizado entre los hispanohablantes y por esta razón hay muchas más personas interesadas en conocer cómo se usa, además se preguntan “¿Qué es realmente?”
Este fenómeno también es conocido como “lenguaje no sexista” y es usado por frecuencia entre los colectivos feministas y la comunidad LGTBIQ+.
Es una práctica lingüística que está asociado con una lucha política y su principal argumento es que la lengua debe ser un reflejo de lo que sucede en la sociedad y no debe ser excluyente sino más igualitario.
La escritora María Teresa Andruetto afirma que “el lenguaje inclusivo nos pone delante de una carga ideológica de la lengua, que habitualmente nos es invisible”, según cita El Clarín.
Además, señala que es “Algo que no existía comienza a ser nombrado, algo que ya existía quiere nombrarse de otro modo, verdadera revolución de la que no conocemos sus alcances, ni hasta dónde irá, ni si abarcará un día a la mayor parte de la sociedad”.
¿Cuándo fue el inicio del lenguaje inclusivo? De acuerdo a El Diario.es, el lenguaje inclusivo nació con la convicción de crear un “tercer género” en el español, uno en el cual todos se sintieran parte.
Se cree que se popularizó desde el año 2000, cuando en pleno auge tecnológico se comenzó a usar “@” (arroba) como alternativa para englobar a los dos géneros.
Más adelante llegaron otras formas como la “x” para sustituir tanto a la “a” como la “o”.
En una pieza audiovisual publicada por TV Universidad, plantean que el arroba (@) evidencia una cuestión binaria y no representa a todas las diversidades sexuales y gracias a ello apareció la “x”.
La sustitución de las letras “a” y “o” por la “x” se volvió común entre los colectivos LGBTIQ+ y feministas.
Pero gracias a la influencia de las redes sociales se hizo mucho más conocido por otros.
Sin embargo, ambas connotaciones tienen un grave problema: No está claro cómo se deben pronunciar palabras como “amigxs” o “alum@s” y es así como aparece la “e” para solventar este pequeño impasse.
De esta forma, se crearon palabras como “todes”, “amigues”, “saludes” con la finalidad de eliminar el masculino como expresión general para nombrar a todos y ahora son los jóvenes los principales promotores de esta herramienta.
Tal como señalan en el medio de comunicación argentino, Telefe, se debe usar desde la política y el respeto.
Ya que pensar tanto en “femenino” o “masculino” es adherir a un sistema binario a seres humanos que no se sienten representados o “representades”.
Tales como: los no binarios, queer, personas de género fluido y otros.
Elena Pérez, decana de la Facultad de Lenguas de la Universidad de Córdoba, Argentina, en un TED Talk insinúa que esta práctica es una lucha de cientos de colectivos que trabajan día a día para lograr equidad en los vínculos y en el trato social.
Pérez se pregunta “Qué es una lengua si no es un retazo de una cultura, un girón del yo íntimo que se agita en el entorno social”.
Más adelante sostiene que el lenguaje está cambiando y está aterrizando la “escandalosa letra “e”, ella está en la frontera, llegando a las aduanas mostrando sus credenciales falsas para ingresar en el sistema”.
Por último, reflexiona sobre “¿qué pasará con el lenguaje inclusivo?” e indica que pasará lo que ha pasado antes, la lengua cambiará por la acumulación de miles y minúsculos pactos.
Pactos, a veces, silenciosos entre hablantes, pactos que un día llega a todas las voces, consciencia y desde ahí a la centralidad legal del diccionario.
El lenguaje no sexista acumula muchos admiradores, pero también detractores y el principal es la Real Academia Española (RAE).
En Twitter (en el 2018) el organismo argumenta que el uso de la “x” o el “@” no son válidas y es “ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”.
También tienen una postura clara sobre la “e” como parte del lenguaje un lenguaje neutro.
“No es esperable que la morfología del español integre la letra «e» como marca de género inclusivo, entre otras cosas porque el cambio lingüístico, a nivel gramatical, no se produce nunca por decisión o imposición de ningún colectivo de hablantes”, asegura la academia.
Pese a los “esfuerzos” de numerosos colectivos, en el informe publicado en enero de este año, la Real Academia vuelve a enfatizar que “El llamado «lenguaje inclusivo» supone alterar artificialmente el funcionamiento de la morfología de género en español».
Más adelante aseguró que esto «bajo la premisa subjetiva de que el uso del masculino genérico invisibiliza a la mujer”.
En dicho documento, también profundizan sobre diferentes vocativos aceptables para referirse a ambos géneros.
Destacan el uso de “señores y señoras, niños o niñas, alumnos y alumnas”.
El escritor y ganador del premio Nobel, Mario Vargas Llosa, en una entrevista concedida al diario La Voz, opina que no se puede desnaturalizar el lenguaje completamente por razones ideológica.
Considera que el llamado “lenguaje inclusivo” es una aberración del lenguaje que no va a resolver el problema de la discriminación de la mujer y puntualiza que sí hay que combatirlo, pero de una manera que sea efectiva.
Asimismo, el lingüista y lexicógrafo argentino, Santiago Kalinowski, cree que la medida de la RAE solo afecta a un grupo minoritario.
Recalca que tal vez esto es lo que ánima a que se oponga.
Aunque el organismo especializado en la lengua española se opone al “todes”. En otros países sí han incorporado en el diccionario algunos pronombres para que los no binarios y otros “nuevos géneros” se sientan incluidos.
En Estados Unidos el pronombre “They” es el escogido para ser usado por aquellas personas que no se identifican con ningún género. De hecho, fue escogida como la palabra del 2019 por el diccionario Merriam Webster.