Frecuentemente aparecen noticias relacionadas al racismo, el color de piel como problema y brutalidad policial hacia las minorías.
Sobre esto conversamos con Gisette Rosas, de Negra Como Yo, donde da su visión acerca de lo que significa ser negro y afrolatinidad.
«Negra Como Yo nace de la necesidad de encontrarme en la sociedad, y al final me di cuenta que muchas mujeres necesitábamos esa representación, de ser afrolatina» afirma Rosas.
El nombre del podcast viene de una canción del grupo musical de tambores venezolanos Un Solo Pueblo, que se llama ¿Quién ha visto un negro como yo?
Los afrolatinos conforman, según el Pew Research Center el 24% de la población latina en los Estados Unidos y cada vez son un colectivo más notorio en el contexto cultural del país.
Aunque las palabras tienen poder, «la idea es quitarle esa capa de negatividad a la palabra negro, porque se usa para ofender, pero para mí no es ofensiva».
Rosas menciona la diferencia entre el sentido de las palabras para ofender a negros como blancos. «A un blanco no le importa que le digan «cracker» o alguna otra palabra despectiva porque aunque si es ofensiva, no fue usada sistemáticamente para minimizar y segregar a un grupo o a un colectivo».
En el marco de las recientes manifestaciones que han sucedido, también se han visto diferentes versiones de protestas y grupos raciales que reclaman adherencia a la causa o por el contrario también ser víctimas del discriminación.
Muchas personas «se quieren hacer parte de una historia completamente diferente, lo peor que le puedes decir a una persona negra que luche contra el racismo es que a los blancos también nos minimizan por ser blanco, porque son cosas completamente diferentes, estamos hablando de una estructura legal basada en la segregación, ahí es donde está el dolor.
Es la estructura legal que estaba formada alrededor de sacar a estas personas de su círculo, porque no me gusta como eres, porque pienso que eres un animal, porque pienso que no mereces ser persona, porque así los blancos concebían a los negros en la época de la esclavitud» enfatiza Rosas.
Con más de 12 millones de africanos traídos a los Estados Unidos entre los siglos XVI y XIX y otros tantos más destinados al Caribe y Latinoamérica, la afrolatinidad también es parte del entramado social y cultural de Latinoamérica.
De ahí parten algunas corrientes de pensamiento en las que se suele creer que «en América Latina no hay racismo». «Por eso entendimos como afrolatinos que la fuerza está en la comunidad, que si no tenemos comunidad no vamos a ningún lugar» enfatiza Rosas.
«En Latinoamérica todo lo que no estuviera relacionado con ser negro estaba bien, lo que hacía que a tu mismo colectivo lo racialzas, generando endoracismo».
En un momento cultural en que las comunidades raciales son cada vez más socialmente activas, se incrementan los choques culturales.
Por una parte el pertenecer o tener pensamientos afines a una comunidad genera empatía. Por el otro lado puede generar el sentimiento contrario, antipatía, rechazo.
Este escenario es cada vez más común en los Estados Unidos, un país con una larga historia de luchas raciales que aún se mantiene.
Los Estados Unidos quiere que escoja. He sido negro toda
la vida. Negro en Cuba, y sería negro en China. Cuando
llegué aquí descubrí que no soy realmente negro. Ahora soy
hispano. Tengo que escoger: ¿Soy negro o hispano?
—Lázaro, inmigrante afrocubano en Albuquerque, Nuevo México
«Estamos en una época donde la gente no solo entiende que esto no se puede hacer (racismo), sino que hay que estar contra de esto, generando que la gente esté más preocupada por denunciar más».
«Hay más denuncia porque sabemos que podemos hacerlo, estamos en nuestro derecho».
Las recientes tensiones raciales también han traído al spotlight a grupos negros separatistas y algunos de ellos con clara antipatía hacia los blancos o alguna otra raza.
«Aunque yo apoye la negritud, y apoye que hay que defender nuestra africanidad también me parece terrible pagarle con la misma moneda a la gente que nos minimizó porque estamos haciendo lo mismo en sentido contrario» aclara Gisette Rosas.
«Lo que tenemos que entender es que las sociedades ahora son plurales y que somos personas de todos los colores y que podemos vivir en comunidad, que todos necesitamos los mismos derechos, eso me parece una locura».