Mucho ha cambiado en el ámbito de los deportes. No solo más atletas de la comunidad LGTB salen a practicar, sino que están dispuestos a ser portavoces. Organizaciones deportivas nacionales e internacionales han manifestado una posición para promover la inclusión y hablar en contra de la homofobia.
El llamado al boicot de los Juegos Olímpicos de Sochi en referencia a leyes rusas que hacen ilegal cualquier tipo de declaración «pública» de la sexualidad, ha sido uno de los casos de los últimos años en relación con los derechos humanos internacionales.
Algunos colegios y universidades ahora están abordando el papel de los deportes y las cuestiones LGTB con cursos diseñados para hablar sobre la historia, el presente y el futuro.
«Sin duda, hay focos de homofobia profunda en los deportes pero para la gran mayoría de los atletas en la escuela secundaria, la universidad y los profesionales, el mundo deportivo que los rodea está listo para abrazarlos: solo necesitan compartir su verdad», dice el autor de un artículo publicado en The Huffpost.
Momin Rahman, profesor de la Universidad de Trent en Ontario, señala que en el deporte hay una experiencia cotidiana en cuanto al género y la sexualidad.
«También forma parte de la socialización de la infancia, por lo que es una experiencia importante y de gran alcance que debe abordarse seriamente como un lugar de normatividad de género y homofobia».
Los deportes son un reflejo de la competencia, históricamente ostentada por la masculinidad.
Así piensa Laura Burton, integrante de la Facultad de Neag School. Su trabajo se centra en la percepción del mundo atlético de los atletas, comenzando con sus propios estudiantes.
La profesora dice que el cambio debe implementarse en todos los niveles del deporte. Los temas LGTB son claves en sus cursos de introducción a la gestión deportiva y la gestión de servicios deportivos.
Desde el momento en que los niños comienzan a practicar deportes, dice Burton, a menudo están expuestos a un lenguaje que tiene una carga negativa. Por ejemplo, los padres y entrenadores pueden considerar aceptable llamar a los niños «maricones».
«Necesitamos educar a los padres y entrenadores para que hagan que el ambiente sea más solidario y acogedor», dice Burton.
En la transición del aula al deporte, Burton agrega que publicitar la identidad LGTB puede ser más fácil una vez que los atletas profesionales «ponen la pelota en marcha».
Cuando el entrenador de baloncesto masculino de la Universidad de Bryant, Chris Burns, reveló a USA Today que era gay, la noticia fue bien recibida por el público. Como ya era bien considerado, la imagen de Burns no cambió.
Anuncios de este tipo, cada vez se vuelven recurrentes en distintas disciplinas deportivas. Incluso han surgido ligas como la National Gay Flag Football League (NGFFL), fundada en 2002.
«A través de nuestra liga, nuestros eventos y lo más importante de nuestros miembros, también buscamos fomentar y aumentar el respeto propio de todas las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero y promover el respeto y la comprensión de la comunidad en general», indica la organización en su sitio web.
Uno de los objetivos principales es que que todas las actividades, sociales y deportivas, «se realicen de forma inclusiva».
Más de 200 equipos en 22 ligas en los Estados Unidos y Canadá son integrantes de la NGFFL. Participan además en el torneo nacional titulado Gay Bowl.
Esto no ha sido el único hito, pues en 2022, se realizará la edición número 11 de los Gay Games en Hong Kong. Fundados en San Francisco en 1982, se han convertido en el evento deportivo y cultural más grande del mundo dirigido por atletas, artistas y músicos LGTB.
El evento se celebró más recientemente en 2014 en Cleveland (EE. UU.) e involucró a más de 8.800 personas de 60 países que compiten en 37 disciplinas deportivas.
Los Juegos Gay inyectaron 500 millones de dólares de Hong Kong en la economía local, asegura la organización en su sitio web.
A pesar de todo, estas ligas y competiciones paralelas, reflejan el aislamiento de la comunidad. En el caso del fútbol de Estados Unidos, sucede. Lo mismo en el caso del soccer, donde un jugador creó una cuenta anónima en Twitter para decir que era homosexual.
Todos los equipos de la Liga Nacional de Fútbol tienen al menos un integrante gay o bisexual, según el ex jugador Ryan O ‘Callaghan, abiertamente gay, pero temen una reacción violenta por declarar su orientación sexual, incluyendo perder patrocinios o incluso su lugar en la lista.
Desde que compartió públicamente su sus preferencias en 2017, O’Callaghan dijo que escucha a jugadores de fútbol profesionales actuales de su misma preferencia.
«Muchos muchachos todavía creen que esto tiene un impacto negativo en su carrera «.
O’Callaghan considera que la NFL ha hecho «pequeñas cosas» en los últimos años para mostrar su apoyo a la comunidad, incluido el patrocinio del Pride Parade de la ciudad de Nueva York, pero no ha brindado a los jugadores recursos suficientes.
Si bien O’Callaghan dijo que la mayoría de sus temores acerca de salir estaban relacionados con la familia, él cree que las garantías contractuales podrían aliviar los temores de algunos atletas de perder sus trabajos u ofertas de patrocinio si salieran del closet.
El baloncesto profesional ha sido visto como uno de los deportes de equipo más masculinos dentro de la cultura de los Estados Unidos, de acuerdo a una investigación titulada Changing the Way Sport Reporters Examine Gay Athletes.
Los juegos de basket se caracterizan por una inmensa demostración de fuerza, resistencia y habilidad a través del contacto físico intenso. Conducir la pelota hacia la canasta requiere que el jugador supere a sus oponentes y afirme su dominio.
Según el estudio, en 2004, el 73% de los jugadores en los 30 equipos de la NBA eran negros. La investigación ha demostrado tasas elevadas de homofobia dentro de la cultura negra, en la cual la homosexualidad es vista como un problema más de un hombre blanco.
La discrepancia entre los puntos de vista de los jugadores de la NFL de diferentes razas también se aplica potencialmente a la NBA y podría explicar por qué la liga en su conjunto podría aceptar menos la homosexualidad que la cultura estadounidense moderna.
El caso de uno de los deportes que más apasionan los estadounidenses, el baseball, es distinto.
En 2019, todos los equipos de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB) organizaron una «Noche de Orgullo«, excepto los Astros de Houston y los Rangers de Texas, aunque ambos equipos han celebrado eventos de «orgullo» homosexual anteriormente.
Las organizaciones publican rutinariamente fotos de estos eventos en las redes sociales, tratando el «orgullo» como una noche más temática.
«En el marcador dentro del estadio, la firma Curly W del equipo fue pintada en colores del arco iris», informó una descripción de MLB News de la celebración más reciente de la homosexualidad de los Nats, que tuvo lugar el 4 de junio.
Barney Frank, el primer congresista abiertamente homosexual del país, y su pareja, Jim Ready, se pararon lado a lado en el montículo, mientras Ready lanzaba el primer lanzamiento ceremonial.
No obstante, Sean Conroy, hasta ahora es el único jugador que ha declarado abiertamente ser homosexual. Por otro lado, Billy Bean, hizo lo mismo después de retirarse. Ahora es embajador de la Major League Baseball para la inclusión.
Para suerte de algunos integrantes de la comunidad LGTB, los transgéneros, han aumentado su presencia en el deporte. De hecho, un número creciente de activistas temen que la inclusión, aplicada desde los Juegos Olímpicos de 2004, sea injusta para otros competidores.
En cricket, el éxito Maxine Blythin, la primera jugadora trans de esta disciplina, ha causado controversia. Blythin se identifica como una mujer y ha impresionado a los fanáticos con su actuación.
Sin embargo, ha sido criticada por Fair Play For Women, una organización de campaña feminista. Las integrantes manifiestan que jugar en el equipo femenino está mal. Pues a su juicio, ha atravesado la pubertad masculina. Por lo tanto, tiene un ventaja sobre las mujeres.
Maxine, que mide más de 6 pies de estatura, tenía un promedio de bateo de 15 cuando jugaba en el equipo masculino. En el equipo de mujeres, St Lawrence and Highland Court, tiene un promedio de 124.
Mientras tanto, en el rugby, la aceptación de la atleta transgénero Kelly Morgan en el equipo femenino de Porth Harlequins también ha tenido reacciones encontradas.
Kelly ha tenido que reducir sus niveles de testosterona para contrarrestar algunas de las ventajas físicas potenciales de la biología masculina.
Sus compañeros de equipo han apoyado, pero a otros, incluido el ex jugador de rugby Brian Moore, les preocupa que pueda causar una lesión a otro jugador por error debido a su fuerza física.
«No existe ninguna investigación que haya encontrado directa y consistentemente que las personas transgénero tengan una ventaja atlética en el deporte, por lo que es difícil entender por qué tantas políticas actuales continúan discriminando», manifiesta Beth Jones, investigadora de la Universidad de Loughborough.
Los llamados a la inclusión son frecuentes, otros aclaman un control. Lo cierto es que la participación está cambiando la manera de ver el deporte.