Ser madre y trabajar es todo un reto. De acuerdo a la ONG (Organización no gubernamental), Center for American Progress, la fuerza laboral de las mujeres es vital para la familia. Incluso para Estados Unidos.
Atrás quedaron los días en que la trabajadora estereotipada dedicaba solo media jornada. En décadas anteriores solo estaba interesada en llevar dinero a casa para complementar las ganancias de su esposo.
Según una investigación de la ONG, el 64% de las madres son las principales fuentes de sustento o co-sustento en sus hogares. Cifra que difiere con la del Bureau of Labor Statistics, que data del 70%.
De todos modos, una encuesta del Pew Research Center indica que ocho de cada diez madres trabajadoras, su situación laboral lo mejor para ellas.
Otro dato que arroja la encuesta de esta organización, es que aproximadamente la mitad de los encuestados dijo que necesitaban reducir sus horas de trabajo (54%) o que sentían que no podían dar el 100% en el trabajo (51%).
De hecho, el 55% de las madres estadounidenses con niños menores de 18 años en el hogar están empleadas a tiempo completo, en comparación con el 34% hace medio siglo.
«El aumento en el empleo a tiempo completo ha impulsado el aumento general en el empleo entre las madres: ahora, el 72% de las madres están empleadas, ya sea a tiempo completo o parcial, en comparación con aproximadamente la mitad en 1968. Entre los padres con hijos en el hogar, la vasto la mayoría (89%) están empleados a tiempo completo».
Por otro lado, la investigación del Center for American Progress, indica que una de cada 10 madres trabajadoras con un hijo menor de 13 años está empleada en la educación primaria y secundaria, y el trabajo en los hospitales, así como en la industria de alimentación son los más frecuentes.
«Estas son industrias conocidas por emplear principalmente mujeres, y también son industrias que pagan salarios bajos, tienen brechas salariales de género significativas o ambas».
Los servicios de alimentos y los hospitales en particular son conocidos como industrias en las que se trabaja largas horas, por lo que resulta difícil contar con el tiempo suficiente para cuidar a sus hijos.
En el informe se lee que casi 2 millones de madres trabajadoras, están empleadas en la educación primaria y secundaria.
«En general, la educación primaria y secundaria es la industria más común para las madres trabajadoras, y a primera vista, algunas pueden suponer que esto se debe a la percepción de que los maestros y otros empleados escolares tienen flexibilidad en sus horarios y que lo hacen no necesitan acceso a cuidado de niños porque sus días de trabajo terminan temprano y tienen vacaciones escolares y veranos libres del trabajo».
Por muy comunes que sean estos puntos de vista, no reflejan necesariamente la realidad para la mayoría de los padres que trabajan en el sistema educativo.
En un artículo de Forbes, la autora indica que el rol de madre, inmersa en el mercado laboral es agotador. «Nos sentimos presionadas, incluso si es autoimpuesto, para mantenernos al día con otras mamás y con demasiada frecuencia enfocarnos en lo que todos los demás parecen estar haciendo bien».
«Nada puede prepararte para convertirte en madre. Sin embargo, muchos de nosotros nos sumergimos en una búsqueda incansable de preparación para la maternidad».
Para muchas mamás primerizas, hay una expectativa en el trabajo de actuar como si nada hubiera cambiado.
«Sé que sentí que tenía que demostrarme a mí misma y a mi equipo que lo tenía todo junto y que no perdería el ritmo. Pero la realidad de estar disponible a última hora de la tarde, los fines de semana y lo que se siente a todas horas, ya se está agotando antes del bebé. Agregue falta de sueño a la mezcla y se vuelve abrumador».
Según el Center for American Progress, las madres, debido a las normas culturales y las expectativas sociales, solo pueden participar en la fuerza laboral cuando tienen acceso a apoyos laborales y familiares, incluido el kindergarten o nannies.
«El alto costo del cuidado infantil hace que esto sea especialmente difícil para la mayoría de las familias”.
Aunque el precio varía en todo el país y dependiendo del tipo de cuidado las familias de ingresos más altos, gastan más del 7%.
«El resultado es que a menudo los padres se encuentran en una situación imposible: necesitan cuidado infantil confiable para poder ir a trabajar pero no ganan suficiente dinero para pagar fácilmente el cuidado que sus hijos necesitan y merecen».
Por lo tanto, tanto padres como madres tienen la tarea de averiguar cómo organizar y pagar el servicio. Deben hacerlo en ausencia de una inversión pública significativa para ayudar a sufragar el costo.
«Las empleadas que se convierten en madres trabajadoras no están menos comprometidas con su trabajo. Quieren ser profesionales, hacer su trabajo y pasar un par de horas al día con sus bebés», indica la autora del artículo publicado en Forbes.
En otras palabras, a pesar del avance en derechos, mujeres como ella están en la búsqueda de un equilibrio que parece imposible para otras. Incluso uno que no les cause enfermedades producto del estrés.