En marzo de 2020 se cumplirán dos años del inicio de la “trade war” entre Estados Unidos y China. Pese a que a las investigaciones para determinar si se realiza el impeachment, cada vez está más convencido que hizo lo correcto al imponer aranceles a la nación asiática.
¿Cómo inició esta disputa que afecta a grandes empresas en el mundo? Estados Unidos representa la segunda potencia comercial en el mundo, mientras que China es el primero por ser el principal contribuyente al déficit comercial estadounidense.
Es decir, el 65 % del superávit comercial global chino es producto de su comercio con EE.UU., a su vez es la representación del 15 % de las exportaciones del país norteamericano.
Cuando se habla de finanzas “superávit” es un término que se utiliza para indicar que los ingresos superan los gastos, en pocas palabras existe exceso de dinero, tal como indica la página web economipedia.
En una rueda de prensa en marzo de 2018, Donald Trump aseguró lo siguiente: “Tenemos un déficit comercial, según como se calcule de 504.000 millones de dólares, aunque algunos dirán que es de 375.000 millones de dólares”.
El gobierno norteamericano se encargó de dar el primer paso. Todo bajo la premisa de querer reducir su déficit comercial global y también alegó supuestas “prácticas desleales” por parte de China.
El presidente de China, Xi Jinping, y Trump han tenido distintos acercamientos para hablar sobre la denominada guerra comercial, but en el camino se le ha hecho un tanto difícil alinear sus expectativas.
Durante la cumbre del G-20 todo indicaba que habían llegado a un acuerdo, sin embargo, no fue así. En agosto el país asiático anunció aranceles de 10% a las importaciones, representando un valor de US$75.000 millones de EE.UU y Trump no se quedó de brazos cruzados y también respondió con otra subida de los aranceles.
El anuncio de Pekín ocurrió después de que la administración Trump informara que tenía intención de aumentar aranceles a 10% sobre algunos bienes chinos. En dólares era un valor aproximado de US$300.000 millones.
Luego de que se conociera la decisión de China, Estados Unidos incrementó el gravamen al 15%.
Es importante mencionar que los aranceles impuestos por China se impondrán en dos etapas. La primera fue el 1 de septiembre y el próximo el 15 de diciembre. Se aplicará en un poco más de 5.000 productos estadounidenses.
Las industrias automotrices se verán afectadas por el aumento de 25% de sobre las importaciones de vehículos con sello estadounidense. Según la BBC, los empresarios advirtieron que esto pondría en riesgo el empleo de cientos de personas.
A parte de la industria automotriz, los gigantes tecnológicos también están sufriendo debido a la trade war.
Gran parte de los productos que importa China a Estados Unidos son tecnológicos. Al aumentar los aranceles, automáticamente significa un aumento tanto para los fabricantes como para los consumidores.
El periodista especializado en tecnología de la BBC, Chris Fox, en un artículo publicado en septiembre de este año aseguró que “La guerra comercial está perjudicando a Apple de muchas maneras. Y si Apple se daña, el resto de la industria tecnológica puede sufrir también”.
Otro reportero de tecnología en Estados Unidos, Dave Lee, agregó que, en gran medida, el éxito de Apple depende de China. ¿Por qué? La primera razón es que la empresa estadounidense fabrica una parte importante de sus productos en la nación asiática y segundo considera que nadie iguala a los chinos tanto en velocidad como en precio.
Además, también alertó que las ventas de dispositivos Apple disminuyeron en China, una gran pérdida para el gigante tecnológico.
Y claro, otro de los grandes afectados es la empresa china Huawei. En agosto de este año, su fundador, Ren Zhengfei confesó que la compañía estaba entre la “vida y la muerte” debido a la guerra comercial.
En ese entonces, Zhengfei pidió a sus empleados ser “creativos” y buscar la manera de evaluar nuevos proyectos.
Días más tarde aseguraron que sus pérdidas, por ser agregados en la lista de las empresas que no deben hacer negocios con Estados Unidos por motivo de seguridad, sería de 10.000 millones de dólares este 2019.
En noviembre de este año, se anunció que ambas potencias mundiales llegaron a un “acuerdo preliminar”. En el acuerdo establecieron que “eliminarían por fase” los aranceles.
El anuncio fue dado por el Ministerio de Comercio chino en Pekín y un par de horas después un funcionario de la administración de Trump lo confirmó.
Gao Feng, portavoz del ministerio chino, comunicó que las dos naciones acordaron “eliminar el aumento arancelario en fases a medida que progresen sus negociaciones”. Dijo que esto fue producto de las negociaciones que se llevaron a cabo en esas últimas semanas.
En el comunicado oficial expresaron la intención de dejar de lado la “trade war” por los grandes estragos que ha dejado en la economía mundial.
Ahora bien, al día siguiente Donald Trump se negó a retirar completamente los aranceles y sentenció en una rueda de prensa de la White House que “Quieren que los retiremos (…) pero no he acordado nada”.
Mientras tanto, el gobierno chino dijo que no firmará un acuerdo definitivo sino se le asegura una disminución de los aranceles.
En realidad, mientras las potencias mundiales se ponen de acuerdo la economía de ambas naciones se ven afectadas. Incluso, el Fondo Monetario Internacional, en su última actualización, aseguró que la subida del PIB mundial será de 3,2 % y esto significó una rebaja en la proyección del Producto Interno Bruto.